lunes, 25 de enero de 2016

Empecemos a meditar



Cierra la puerta de los párpados y no permitas la entrada de la frenética danza de imágenes tentadoras. Sumerge tu mente en el pozo insondable de tu corazón. Mantén la mente fija en el corazón, que rebosa de sangre vivificadora,
y continúa enfocando la atención en él hasta que percibas su rítmico latir. En cada latido, siente el pulsar de la Vida todopoderosa. Imagina que esa misma Vida omnipresente está llamando a la puerta del corazón de millones de seres humanos y de una infinidad de criaturas vivientes. El constante latir del corazón anuncia quedamente la presencia del Poder Infinito que mora tras el umbral de tu conciencia. El suave latido de la Vida omnipresente te dice en silencio: «No limites el flujo de mi vida en ti; amplía tu capacidad receptiva y déjame inundar tu sangre, tu cuerpo, tu mente, tus sentimientos y tu alma con los latidos de mi Vida universal.

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