sábado, 2 de abril de 2016

Tus miedos se vuelven contra ti


Tus miedos se vuelven contra ti

Sólo una cosa vuelve un sueño imposible: el miedo a fracasar.

La defensa es un estado natural del ser humano, la vida es nuestra mejor elección en la mayoría de los casos, tratamos de sobrevivir y de hacerlo bien; nos unimos a la práctica de filosofías, doctrinas, religiones; buscamos constantemente los caminos que nos ayuden a llevar una vida “sana” en cuerpo y mente.

El miedo, la preocupación, el odio, el egoísmo y la incapacidad para ajustarse al mundo de las realidades, tienen alguna incidencia sobre las principales enfermedades, reumáticas, estomacales, nerviosas, cardiacas y de otras índoles que afectan a nuestra humanidad.

Ante esta situación real cabría reflexionar ¿Qué precio paga o cómo reacciona nuestro organismo por nuestra manera de asumir la vida?

La mayoría de nuestros padecimientos podrían estar generados por emociones de inutilidad, frustración, ansiedad, miedo, zozobra, derrota y desesperación. En muchas ocasiones nos agobian los pesares o las preocupaciones, esto nos produce temor, el temor no nos permite actuar con claridad y ante estas ataduras nuestro organismo resulta agraviado y este malestar se manifiesta en nuestra vida a través de nuestro cuerpo.

El mayor error que los médicos cometen es intentar la curación del cuerpo sin intentar la curación del alma; sin embargo, alma y cuerpo son uno y no deberían ser tratados separadamente. Platón

No es casual que actualmente la ciencia esté llena de incógnitas, especialmente en la tarea de erradicar los males que invaden al hombre y a la sociedad, pero la realidad es que la búsqueda clave de estos sucesos está dentro de nosotros mismos, radica en la manera de asumir los hechos en nuestra existencia y del manejo que damos a nuestras emociones, muchas veces no exteriorizadas.

Todo lo puro, bueno, beneficioso y provechoso parte de nuestro propio ser, ¿Qué ocurre entonces cuando nos dejamos invadir por miedos, angustias y preocupaciones? Ocurre que el engranaje perfecto de nuestro cuerpo humano se desajusta, nuestros niveles bajan o suben, nuestro sistema nervioso se altera y, en consecuencia, toda la energía perfecta que emana de nuestro cuerpo y que a su vez es su motor propulsor se ve distorsionada, todo ese malestar que nuestros miedos y preocupaciones han generado opaca nuestro entendimiento, interfiere en nuestras reacciones ante determinados hechos y termina manifestándose y somatizándose en nuestro organismo.

Es importante reflexionar acerca del manejo que damos a nuestras preocupaciones para evitar que el miedo haga estragos en nuestro cuerpo y que finamente nos vuelva contra nosotros mismos, para que esto suceda es menester vivir en el presente, recordar que nada es permanente excepto nuestra divinidad, buscar nuevas perspectivas ante los hechos, considerar las alternativas y asumir con serenidad, ser positivos y entender que todo tiene finalmente solución.

Los padecimientos del cuerpo son reales, no podemos negar una situación médica declarada, una enfermedad degenerativa y muchos otros padecimientos que podríamos haber vivido en carne propia o a través de algún familiar o amigo, la diferencia la hace el hacer frente a la situación, asumir lo que nos está sucediendo, hacerlo consciencia y evitar preocuparnos por ello, solo actuar en consecuencia a lo que estamos padeciendo.

Sin embargo, en ninguno de los casos debe el miedo nublar nuestro entendimiento, aquel que sabe que puede evitarse a sí mismo mucho de estos males, sabrá que es menester actuar con calma, no dejar que el miedo se apodere de nuestro actuar y nuestro pensar, asumir las situaciones desde la solución, para bien o para mal todo es momentáneo. Y para aquellos que atraviesan situaciones que aquejan su salud, cabe la reflexión interna del ¿por qué debemos preocuparnos ante tal hecho? Ya la noticia está dada, ya conocemos las consecuencias a corto y mediano plazo, ¿pero realmente sabemos lo que somos capaces de transformar en nosotros mismos tan solo con dejar de preocuparnos, asumir y vivir? ¿Hemos realmente interiorizado el enorme poder interno que mueve nuestro cuerpo?


Escoge vivir sin miedos, sin preocupaciones, sin angustias, sin alimentar sentimientos de resentimientos, odio, venganza, envidia. Ama y sonríe, ama cada segundo de tu vida y asume los sucesos desde la entereza, no desde el miedo; deja que todo fluya y suceda.

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