La Fitoterapia es todo aquel vegetal que contiene uno o
varios principios activos que pueden ser utilizados en el tratamiento curativo
o paliativo de determinadas enfermedades. Las plantas medicinales proporcionan
principios activos muy eficaces para preservar y curar los desequilibrios
orgánicos.
La palabra Fito significa planta y la palabra terapia
significa terapia. Por tanto, la fitoterapia es el tratamiento de las
enfermedades o desequilibrios orgánicos por medio de las plantas medicinales.
Las plantas tienen una función vital en la existencia y
desarrollo del planeta Tierra. El mundo vegetal ha realizado, a través del
tiempo, la posibilidad de la vida en el globo terrestre. La primera materia
viva que se formó habitaba en los mares cuando todo era agua.
A través de millones y millones de años, los organismos
muertos del mar sedimentaron cordilleras de considerable altura. Entonces, las
plantas de los mares, ríos y lagos, se organizaron diferenciándose y
extendiéndose, promoviendo y creando con sus semillas nuevas especies y ciclos
de vida.
Desde que existen las enfermedades, el ser humano utilizó y
sigue utilizando las plantas con sus propiedades y sus efectos. Las plantas
sentaron las bases de la, antaño, medicina empírica. Ahora, los avances
científicos han comprobado estos principios activos de las plantas, usándolos,
con lógica científica, para fines terapéuticos. De ahí nace, de manera más
racional, la fitoterapia moderna de nuestros días.
Cabe decir, la diferencia entre plantas medicinales y
plantas alimenticias. En las plantas alimenticias se emplean los principios
inmediatos como las proteínas, carbohidratos y lípidos para que el organismo
obtenga energía. En cambio, en las plantas medicinales se emplean sus
principios activos, aplicables a diversos desequilibrios y disfunciones
orgánicas. Estos principios activos se hayan en diferentes partes de la planta
como en la raíz, el tallo, las bayas, las hojas, las flores.
¿Qué son los principios activos de las plantas?
Son sustancias que la planta ha sintetizado y almacenado en
el transcurso de su desarrollo y crecimiento con la ayuda de su metabolismo.
Pero no todos los productos de la planta tienen valor medicinal. Es decir, las
plantas tienen principios activos y otras sustancias indiferentes. Normalmente,
en cada planta medicinal, hay más de un componente con principio activo, y
suele haber un principio activo que es el principal, el predominante, que
determina la eficacia y la aplicación del remedio en fitoterapia.
Aunque, es importante tener en cuenta que los principios
activos secundarios influyen mucho sobre la sinergia (acción de dos o más
causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales) de la
acción. Cuando aislamos el principio activo principal de la sinergia del
conjunto, entonces, su efecto es totalmente distinto, y le da una función
diferente y más específica al principio activo aislado.
También, es importante mencionar que una sinergia de
diferentes principios activos escogidos, creará una función especial según el
objetivo a tratar.
Es conveniente saber que los principios activos de una
planta no están distribuidos uniformemente, sino que sus concentraciones pueden
estar en la corteza, fruto, raíces, tallo, hojas, flores, semillas.
El argot popular considera “planta medicinal” a todo aquel
vegetal que, desde los ancestros, y por transmisión cultural del lugar, se
atribuyen a cada planta propiedades curativas. Esto anterior sería el
empirismo. En cambio, en medicina natural o química, se considera planta
medicinal a todo aquel vegetal que, por medio de los procedimientos técnicos
científicos, se sabe que contiene principios activos de acción farmacológica.
Hay como dos
criterios diferenciados:
el hipocrático que es el natural y
el galénico que es el alópata.
El que surgió primero fue el hipocrático. Y después surgió y
se impuso el galénico.
Desde el punto de vista histórico de la fitoterapia, el ser
humano utilizó las plantas, ya desde las diversas civilizaciones que existieron
hace siglos.
Los primitivos buscaban en el reino vegetal el remedio para
cada una de sus dolencias. Por ejemplo, el cansancio físico se vencía con la
hoja de coca, se conseguía energía con la raíz de ginseng, los trastornos
traumáticos y las inflamaciones las amortiguaban con árnica, la virilidad con
la raíz de mandrágora, etc.
La civilización Asiro-Babilónica usó plantas como la
belladona o el cáñamo indiano. La civilización hebrea usó las propiedades
amargas del ajenjo para la amargura y usó el hisopo como antiséptico para restablecer
la pureza. Las civilizaciones egipcias usaban con éxito los frutos de
Trigonella foenum graecum en polvo para eliminar las arrugas de la frente, las
manchas rojas de la piel y la calvicie. La civilización griega inicia las bases
de la Botánica moderna, estudiando con más profundidad, y con criterios más
intelectuales, la utilización y servicio de las plantas, como, por ejemplo,
utilizando el helecho macho como antihelmíntico (contra los gusanos
intestinales).
Es Hipócrates, el padre de la medicina, que crea la primera
obra “Corpus Hippocraticum” recogiendo los diferentes remedios para cada una de
los desequilibrios orgánicos de la época. El criterio y la filosofía
hipocrática era, que, a través de las plantas, ayudar a estimular y restablecer
al sabio y propio organismo, para que éste recondujera su organización
fisiológica de unidad y su equilibrio energético.
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