Tus miedos se vuelven
contra ti
Sólo una cosa vuelve
un sueño imposible: el miedo a fracasar.
La defensa es un estado natural del ser humano, la vida es
nuestra mejor elección en la mayoría de los casos, tratamos de sobrevivir y de
hacerlo bien; nos unimos a la práctica de filosofías, doctrinas, religiones;
buscamos constantemente los caminos que nos ayuden a llevar una vida “sana” en
cuerpo y mente.
El miedo, la preocupación, el odio, el egoísmo y la incapacidad
para ajustarse al mundo de las realidades, tienen alguna incidencia sobre las
principales enfermedades, reumáticas, estomacales, nerviosas, cardiacas y de
otras índoles que afectan a nuestra humanidad.
Ante esta situación real cabría reflexionar ¿Qué precio paga
o cómo reacciona nuestro organismo por nuestra manera de asumir la vida?
La mayoría de nuestros padecimientos podrían estar generados
por emociones de inutilidad, frustración, ansiedad, miedo, zozobra, derrota y
desesperación. En muchas ocasiones nos agobian los pesares o las
preocupaciones, esto nos produce temor, el temor no nos permite actuar con
claridad y ante estas ataduras nuestro organismo resulta agraviado y este
malestar se manifiesta en nuestra vida a través de nuestro cuerpo.
El mayor error que los médicos cometen es intentar la
curación del cuerpo sin intentar la curación del alma; sin embargo, alma y
cuerpo son uno y no deberían ser tratados separadamente. Platón
No es casual que actualmente la ciencia esté llena de
incógnitas, especialmente en la tarea de erradicar los males que invaden al
hombre y a la sociedad, pero la realidad es que la búsqueda clave de estos
sucesos está dentro de nosotros mismos, radica en la manera de asumir los hechos
en nuestra existencia y del manejo que damos a nuestras emociones, muchas veces
no exteriorizadas.
Todo lo puro, bueno, beneficioso y provechoso parte de
nuestro propio ser, ¿Qué ocurre entonces cuando nos dejamos invadir por miedos,
angustias y preocupaciones? Ocurre que el engranaje perfecto de nuestro cuerpo
humano se desajusta, nuestros niveles bajan o suben, nuestro sistema nervioso
se altera y, en consecuencia, toda la energía perfecta que emana de nuestro
cuerpo y que a su vez es su motor propulsor se ve distorsionada, todo ese
malestar que nuestros miedos y preocupaciones han generado opaca nuestro
entendimiento, interfiere en nuestras reacciones ante determinados hechos y
termina manifestándose y somatizándose en nuestro organismo.
Es importante reflexionar acerca del manejo que damos a
nuestras preocupaciones para evitar que el miedo haga estragos en nuestro
cuerpo y que finamente nos vuelva contra nosotros mismos, para que esto suceda
es menester vivir en el presente, recordar que nada es permanente excepto
nuestra divinidad, buscar nuevas perspectivas ante los hechos, considerar las
alternativas y asumir con serenidad, ser positivos y entender que todo tiene
finalmente solución.
Los padecimientos del cuerpo son reales, no podemos negar
una situación médica declarada, una enfermedad degenerativa y muchos otros
padecimientos que podríamos haber vivido en carne propia o a través de algún
familiar o amigo, la diferencia la hace el hacer frente a la situación, asumir
lo que nos está sucediendo, hacerlo consciencia y evitar preocuparnos por ello,
solo actuar en consecuencia a lo que estamos padeciendo.
Sin embargo, en ninguno de los casos debe el miedo nublar
nuestro entendimiento, aquel que sabe que puede evitarse a sí mismo mucho de
estos males, sabrá que es menester actuar con calma, no dejar que el miedo se
apodere de nuestro actuar y nuestro pensar, asumir las situaciones desde la
solución, para bien o para mal todo es momentáneo. Y para aquellos que
atraviesan situaciones que aquejan su salud, cabe la reflexión interna del ¿por
qué debemos preocuparnos ante tal hecho? Ya la noticia está dada, ya conocemos
las consecuencias a corto y mediano plazo, ¿pero realmente sabemos lo que somos
capaces de transformar en nosotros mismos tan solo con dejar de preocuparnos,
asumir y vivir? ¿Hemos realmente interiorizado el enorme poder interno que
mueve nuestro cuerpo?
Escoge vivir sin miedos, sin preocupaciones, sin angustias,
sin alimentar sentimientos de resentimientos, odio, venganza, envidia. Ama y
sonríe, ama cada segundo de tu vida y asume los sucesos desde la entereza, no
desde el miedo; deja que todo fluya y suceda.
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