A pesar de que se está investigando mucho acerca de la
enfermedad de Alzheimer, lo cierto es que al día de hoy no existen opciones de
tratamiento que puedan curar o frenar la enfermedad, tan solo retrasar su
avance, en el mejor de los casos. Por eso, la clave está en la prevención.
No se puede decir a ciencia cierta que estas medidas
funcionen al 100% en todos los casos, pero sí que pueden ayudar. En el peor de
los casos, cuanto mejor preparados estemos, mejor y, ya que no existe una cura,
por lo menos sí podemos aferrarnos a la esperanza de poder evitarlo o
retrasarlo.
Prevenir el Alzheimer
Ejercicio intelectual:
Es necesario ejercitar el cerebro para mantenerlo útil, como si fuera un
músculo más. En este sentido, la actividad mental se ha asociado con un aumento
de la reserva cognitiva, que a su vez se relaciona con un menor riesgo de
demencia.
Entrenamiento
cognitivo: El entrenamiento cognitivo implica dar un paso más allá de lo
que implica el ejercicio anterior. El
entrenamiento cognitivo consiste en pasar un tiempo estructurado dedicado a el
entrenamiento del cerebro. En este sentido, las investigaciones demuestran que
el entrenamiento cognitivo puede ser un medio eficaz para mejorar la memoria,
el razonamiento y las habilidades lingüísticas.
No fumar: Fumar
aumenta el riesgo de varios tipos de cáncer y de enfermedades cardiopulmonares.
Eso no es ninguna novedad. Sin embargo, menos conocido es el hecho de que el
tabaco puede dañar gravemente el cerebro. Según la Organización Mundial de la
Salud, el 14% de los casos de Alzheimer en todo el mundo pueden atribuirse al
tabaco. Incluso fumar de forma pasiva puede aumentar el riesgo de demencia.
Estudiar: Según
diversos estudios, estudiar se ha relacionado con un menor riesgo en el
deterioro cognitivo. Y cuando hablamos de estudiar, nos referimos a cursar
estudios universitarios, aprender un nuevo idioma o incluso aprender a tocar un
instrumento musical.
Controlar el azúcar
en sangre:Según las investigaciones, existe una fuerte conexión entre los
altos niveles de azúcar y el riesgo de desarrollar demencia o Alzheimer. Tanto
es así, que a la enfermedad de Alzheimer se la conoce como “diabetes tipo 3″.
Incluso si alguien no tiene diabetes, niveles altos azúcar en la sangre pueden aumentar el riesgo de demencia.
En este sentido, se puede pensar que mantener un buen
control del azúcar en la sangre, ya sea con o sin un diagnóstico de la
diabetes, puede funcionar como medida preventiva para el cerebro.
Controlar la tensión
arterial: Diversos estudios sugieren que mantener una tensión arterial
adecuada a través de ejercicio y una dieta saludable para el corazón puede
reducir el riesgo de desarrollar Alzheimer y demencia. Curiosamente, incluso en
los casos en que los esfuerzos por hacer dieta y ejercicio no den resultado, si
se combinan con medicamentos para regular la presión de las arterias, también
se reduce el riesgo de sufrir estas enfermedades.
Alimentación
saludable: Según las investigaciones, una alimentación saludable, en la que
se incluyan alimentos como bayas, manzanas, nueces, vino (con moderación),
cafeína, chocolate, pescado, aceite de oliva y, en general, el estilo de
alimentación propio de la dieta mediterránea, está relacionada con la mejora
del funcionamiento del cerebro.
Mantener un peso
adecuado: Mantener un peso saludable es vital para tener una buena salud,
incluidos todos los factores relacionados con las funciones cerebrales. Pero no
solo cuando nos hacemos mayores, sino durante toda la vida. En este sentido,
mantener un peso saludable, especialmente en los años medios, se ha relacionado
con un menor riesgo de demencia y Alzheimer.
Hacer ejercicio: El
ejercicio físico está fuertemente relacionado con un menor riesgo de desarrollar
la enfermedad de Alzheimer y otros tipos de demencia.
Tomar vitamina B12,
vitamina D y vitamina E.: El déficit de vitamina B12, vitamina D y vitamina
E ha sido asociado con la disminución del funcionamiento cognitivo, según
algunos estudios de investigación. En particular, una deficiencia de vitamina
B12 puede causar pérdida significativa de la memoria y confusión, que se puede
invertir al menos parcialmente a través de la suplementación con vitamina B12.
Además, la vitamina D y la vitamina E se han relacionado con un menor riesgo de
desarrollar demencia y Alzheimer.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario