La
energía que emanan los árboles, al igual que la nuestra, es invisible al ojo
físico, es lo que llamamos el aura, muy perceptible sensitivamente. El árbol al
igual que las personas está emitiendo vibraciones energéticas constantemente y
son perfectamente asimilables por el ser humano, se pueden absorber y podemos
beneficiarnos de sus efectos.
Hay
formas fundamentales de captar la energía de los árboles:
→A través de la energía
del árbol: Su extensión es más o menos grande según las
características de cada árbol y su situación ambiental. Bastará penetrar en su
radio de acción. Este tipo de energía se absorbe con el simple hecho de pasear
por un bosque, conscientemente podemos aumentar su captación regulando nuestra
respiración a un ritmo tranquilo y algo profundo. En la práctica, esto lo
podemos hacer:
Camina
entre los árboles y escoge alguno que te llame la atención.
Acércate
a él, obsérvalo y capta su energía, no trates de analizarlo mentalmente o de
establecer un vínculo emocional. Sólo nota su tono vibratorio.
Tócalo
al mismo tiempo que cierras los ojos, con tu mano izquierda. Háblale y pídele
permiso para absorber parte de su energía. Reconoce su fuerza y su influencia
en el entorno. Observa si es un árbol solitario o un pastor de árboles que
tiene influencia sobre el colectivo. Capta si su energía es curativa, o si es
protectora y amorosa, o si es sabia, o si es imponente en todo ese territorio o
de cualquier otro tipo. Acepta esa energía sin más y pregúntate si deseas
recargarte a ti mismo con esa fuerza.
Establece
contacto con la energía del árbol mediante tu corazón energético. Vacía tu
ruido interno, fluye en el amor y escucha al árbol. Capta su espíritu.
Preséntate con tu nombre y entra en un espacio donde la comunicación es
energética y no sonora. Puedes pedir consejo sobre cualquier situación que
necesites, cargarte de energía, relajarte o aceptar su sabiduría.
Escúchala
en tu corazón, da las gracias, levántate y despídete poniendo tu mano derecha
sobre su tronco.
→En
contacto directo con el árbol:
Utilizando las manos:
A través de ellas podemos realizar una captación más consciente, son una zona
muy sensible a la emisión y captación vibratoria ya que en la palma existen
varios puntos de entrada y salida de energía. La posición más conveniente es la
de seguir las grietas o fisuras de la corteza en el sentido que las presenta el
árbol.
→Utilizando
la espalda: La
parte central de la espalda, recorriendo la columna vertebral, se encuentra el
canal energético principal del cuerpo. Apoyando esta zona en el tronco del
árbol o sus raíces absorberemos la energía que emana. Descansar un rato nuestra
espalda contra el árbol o sus raíces, para que la renovación de energía afecte
también a la espina dorsal y a nuestro sistema nervioso central.
Tanto
las flores como los árboles tienen una radiación energética compatible con la
de las personas. Esto quiere decir que podemos usar esa energía que las plantas
nos brindan para energetizar nuestro propio sistema energético.
Nuestros
antepasados buscaban un árbol para abrazarse a su tronco, cuando se sentían
angustiados o cargados de problemas. Por el tronco fluye la savia que da
energía directamente de la Tierra.
El
árbol siente el Sol, siente la noche, siente la lluvia, siente el viento,
siente el calor y el frío, y siente a los pájaros que se cobijan bajo sus
ramas. ¿Cómo no nos va a sentir a nosotros? El árbol se encuentra emitiendo
energía permanentemente, de la cual podemos beneficiarnos.
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