Honra tu pasado
Cada segundo que te demoras en el pasado se lo robas a tu
futuro. Cada minuto que empleas absorto en tus problemas, se lo robas a la
búsqueda de soluciones. Y pensar en las cosas que desearías que nunca te
hubieran sucedido en realidad impide que las cosas que deseas entren en tu
vida. A la luz de la verdad eterna que sostiene que uno se convierte en aquello
que ocupa su pensamiento todo el día, no tiene sentido preocuparse por errores
y sucesos pasados a menos que desees experimentarlos de nuevo. En lugar de eso,
emplea las lecciones que has aprendido de tu pasado para abrirte a una nueva
dimensión de conciencia e iluminación.
Los reveses más graves de la vida ponen al descubierto las
mayores oportunidades. Como señaló el pensador de la Antigüedad Eurípides: «En
la peor de las fortunas se encuentran las mejores oportunidades de realizar un
cambio feliz». Si has sufrido más dificultades de las corrientes en la vida,
tal vez sea porque se te está preparando para algún propósito más importante
que requerirá de ti que estés equipado con la sabiduría que has adquirido
enfrentándote a esas pruebas. Utiliza esas lecciones vitales para alimentar tu
futuro crecimiento. Recuerda, la gente feliz con frecuencia ha experimentado
tanta adversidad como quienes son infelices. Lo que los distingue es que ellos
han tenido el buen juicio de utilizar sus recuerdos de manera que enriquezcan
su vida.
Y entiende que, si has fracasado más que otros, es muy
posible que estés disfrutando de una vida más plena que otros. Aquellos que
aprovechan más oportunidades y se atreven a ser y a hacer más que los otros
naturalmente experimentarán más fracasos. Pero, personalmente, prefiero tener
el valor de intentar algo arriesgándome a fracasar que no intentarlo. Prefiero
pasar el resto de mis días expandiendo mis fronteras como humano y tratando de
hacer lo aparentemente imposible a llevar una vida cómoda, segura y mediocre.
Esa es la esencia del verdadero éxito en la vida. Como observó Herodoto muy
sagazmente: «Es mejor, mediante noble audacia, correr el riesgo de vernos
expuestos a la mitad de los males que anticipamos que permanecer en una cobarde
apatía por miedo a lo que pudiera suceder». O, como dijo Booker T. Washington:
«He aprendido que el éxito no se mide tanto por la posición que uno ha
alcanzado en la vida como por los obstáculos que se han tenido que superar en
el esfuerzo por triunfar»
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