Pranayama
Una de las prácticas centrales
del yoga es pranayama: la ciencia del control de la respiración, o más
exactamente, la manipulación de prana, la energía vital, a través de ejercicios
de respiración. Prana es una sola palabra sánscrita para decir respiración,
vida y energía cósmica. Yama se puede traducir como restricción. Esta forma de
yoga tiene efectos físicos, mentales y espirituales y entre ellos están la
vitalidad, la claridad mental y los estados superiores de conciencia.
El prana es la energía que está
presente en todo el Universo. Es lo que genera vida, transformación y
movimiento. Hace que las cosas se hagan manifiestas y desarrollen según la
inteligencia universal. Es el fundamento de la vida cósmica. El prana es el medio
que conforma nuestros aspectos más sutiles.
Conecta nuestro ser corpóreo con
nuestro cuerpo astral. Es a través de esta fuerza universal que podemos elevar
la energía kundalini y que nos lleva a estados superiores de conciencia. El
yoga como técnica del Hatha Yoga y del Raja Yoga es en esencia el manejo del
prana.
El prana es una de nuestras
principales fuentes de energía, además de los alimentos. Aunque circula a
través de nuestro ser energético, también se manifiesta en nuestro cuerpo de
una forma material, en nuestra respiración. Regresar a nuestra respiración
natural (profunda, rítmica y que emplea la totalidad de la capacidad pulmonar)
es fundamental para que tengamos una salud radiante. Cuando inhalamos y
exhalamos adecuadamente tenemos muchísima energía.
Nuestro sistema de defensas está
más fuerte y todas nuestras células llevan a cabo sus funciones de manera
adecuada al estar bien nutridas: crecimiento, desintoxicación, digestión,
regeneración. Todo nuestro ser funciona mejor y nuestro bienestar aumenta.
La respiración óptima nos permite
tomar suficiente oxígeno para llevarlo a la sangre y al cerebro, potenciando
nuestras capacidades mentales.
Como es una función automática
(controlada por el bulbo raquídeo), al hacerla consciente estamos activando una
parte del cerebro más sofisticada (la corteza cerebral) y lo convertimos en un
ejercicio mental. Nos sentimos llenos de energía, pero también por esto hace
que tengamos unas facultades mentales (memoria, intelecto, razón,
concentración) más desarrolladas.
La respiración está conectada con
todo nuestro sistema nervioso: a través de una respiración profunda y plena nos
sentimos calmados, con claridad mental, positivos y estables emocionalmente.
Cuando abrimos el pecho para respirar bien, simbólicamente nos abrimos al mundo
y nos expandimos.
Hacer consciente la respiración
para optimizarla, además de su manipulación (pranayama), tiene por lo tanto
varias implicaciones, que se suman al hacer óptima la toma de oxígeno y de
prana: es una herramienta esencial para la unión entre mente, cuerpo y espíritu
que busca el yoga. Existe una razón muy profunda por la cual el yoga da
especial importancia a la respiración y el pranayama: el vínculo estrecho entre
la respiración y nuestra mente.
El yoga según Patanjali, hemos
dicho, consiste en aquietar la mente para encontrarnos con nuestro ser
espiritual. Según el Hatha Yoga Pradipika: “Si la respiración es agitada, le
mente está agitada. Controlando la respiración, el yogui alcanza la quietud
mental.”
Cuando estamos tranquilos nuestra
respiración es acompasada y profunda. Cuando estamos agitados o temerosos,
nuestra respiración se vuelve superficial, rápida y arrítmica. Te damos otro
ejemplo: cuando intentamos recordar algo o concentrarnos en un sonido, nuestra
respiración se detiene durante algunos segundos.
Esto nos da una idea, una vez
más, de la manera como la respiración está ligada a los estados mentales. Así
como nuestros pensamientos y emociones afectan nuestra respiración, esta a su
vez tiene un efecto inmediato en todo nuestro sistema y en nuestra mente.
Cuando pensamos en nuestra
respiración, tienen lugar dos elementos importantes de la práctica de yoga: el
recogimiento de nuestros sentidos y la concentración. Estas son algunas de las
razones por las cuales la meditación más tradicional y sencilla se enfoca en la
respiración.
Respirar consciente y totalmente
nos da más atención y nos trae al momento presente, nos hace conscientes de
nuestra vida y procesos interiores, nos ayuda a calmar los pensamientos y a
acercarnos al silencio donde está el Universo dentro de nosotros. La
respiración es el vínculo maravilloso que tenemos para centrarnos y regresar a
nuestra esencia, perfecta e infinita.
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