Un niño pequeño conduce
cien patos hacia el lago
con un palo borlado:
Una masa de excitado blanco.
Un niño
pequeño puede comandar a una bandada entera de patos con un delgado palo. Los patos
bajan contentos al lago a jugar en el barro. Al final, por supuesto, terminan
como cena de alguien.
Obedecen al palo porque responden a su acondicionamiento. En realidad, no necesitan obedecerlo. No necesitan ser la comida de alguien. Respecto del niño, él está haciendo su trabajo, pero no es el dueño de los patos en un sentido último. Ejerce su poder sobre ellos y ellos responden, sin embargo, ninguno se da cuenta de que su vínculo es provisorio.
Así mismo, la posesión de propiedad es sólo una construcción artificial. Si podemos recordar que la posesión es algo que existe sólo por definición, entonces podemos dejar la posesividad, el estar a la defensiva y la codicia. ¿Qué importa cuánto dinero o tierra dices que tienes? No puedes realmente poseerlos.
Ni siquiera posees tu cuerpo. La posesión última significaría control total. Nunca envejecerías. Podrías hacerlo tan bello como quisieras. Nunca sufrirías accidentes. Pero el hecho es que todos estamos atrapados en carne que envejece, que se deteriora, que se enferma, y que puede ser destruida por accidentes bastante menores. No posees tu cuerpo. Vives en una cáscara prestada. ¿Por qué no buscar la verdad que va más allá del cuerpo?
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