Escuchamos
todo el tiempo hablar de las casualidades, pero… ¿existe la casualidad?
Realmente no, nada sucede porque sí… la verdad es que la casualidad no existe.
Todo es “causal”, nada es “casual”.
Realmente no, nada sucede porque sí… la verdad es que la casualidad no existe.
Todo es “causal”, nada es “casual”.
En la India enseñan las “cuatro leyes de la espiritualidad” que hablan
justamente sobre esto.
La primera dice “La
persona que llega es la persona correcta“, es decir que nadie llega a
nuestras vidas por casualidad, todas las personas que nos rodean, que
interactúan con nosotros, están allí por algo, para hacernos aprender y avanzar
en cada situación.
La segunda ley dice “lo
que sucede es la única cosa que podía haber sucedido”. Nada, pero nada, absolutamente nada de lo
que nos sucede en nuestras vidas podría haber sido de otra manera. Ni siquiera
el detalle más insignificante. No existe el: “si hubiera hecho tal cosa…hubiera
sucedido tal otra…”. No. Lo que pasó fue lo único que pudo haber pasado, y tuvo
que haber sido así para que aprendamos esa lección y sigamos adelante. Todas y
cada una de las situaciones que nos suceden en nuestras vidas son perfectas,
aunque nuestra mente y nuestro ego se resistan y no quieran aceptarlo.
La tercera dice: “En cualquier momento que
comience es el momento correcto”. Todo comienza en el momento
indicado, ni antes, ni después. Cuando estamos preparados para que algo nuevo
empiece en nuestras vidas, es allí cuando comenzará.
Y la cuarta y última: “Cuando algo termina, termina“. Simplemente así. Si algo
terminó en nuestras vidas, es para nuestra evolución, por lo tanto, es mejor
dejarlo, seguir adelante y avanzar ya enriquecidos con esa experiencia.
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