La sanación espiritual es una terapia energética que
ha sido utilizada en todas las culturas desde que el hombre hizo su aparición
sobre la Tierra.
La sanación espiritual es la reina dentro de las
terapias energéticas y vibracionales. Todas las modalidades de acceso
energético al ser humano tienen su origen en alguno de los principios básicos
de la sanación espiritual. El principio fundamental en el que se basa, es la
consideración del ser humano como un ente participante de una realidad física y
una realidad espiritual.
El estado de salud o enfermedad de la personalidad
humana que incluye el cuerpo físico, el cuerpo etérico, el cuerpo astral
(emocional) y el mental inferior, está determinado, muy frecuentemente por el
grado de fricción que existe entre el alma y la personalidad y el punto en el
que se inscribe ésta fricción.
La función de la existencia es el aprendizaje, la
función del aprendizaje es el desarrollo de una personalidad integrada en un
cuerpo sano que permita, en todos los campos de la existencia, la expresión de
la luz del alma y la realización del propósito de la existencia. La enfermedad
se entiende entonces, como un reflejo de la fricción entre el alma y la
personalidad, como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento.
Desde la perspectiva de la sanación espiritual, se
considera la existencia de siete principales centros de control y distribución
de la energía en el organismo, los siete chakras principales. También se
reconocen 21 centros o chakras secundarios y otros 49 chakras menores o
accesorios.
Cada uno de los chakras principales, está
íntimamente relacionado con una función orgánica y emocional a través de una
glándula del sistema psico neuro inmunohumoral (sistema que incluye en un todo
concertado, el sistema nervioso, el inmunológico o de defensa y el endocrino)
La sanación espiritual, utiliza muchas técnicas
terapéuticas para desbloquear los puntos de fricción mencionados. La
característica fundamental que unifica estas prácticas, es que el terapeuta las
realiza desde una conciencia orientada hacia el alma, que busca siempre,
interpretar y aplicar de manera amorosa e inteligente el propósito de evolución
relacionado con cada paciente y su situación particular.
Por tanto, en ocasiones, una palabra bien dicha y en
el momento adecuado puede generar transformaciones profundas dentro de un
paciente, una técnica de meditación y visualización simple, orientada hacia el
núcleo de fricción y su liberación, la imposición de manos, el masaje etérico,
los transplantes energéticos, la utilización de formas geométricas y mandalas,
la entonación de mántrams, la meditación, las técnicas de polaridad, el Reiki,
el toque terapéutico, la oración individual o grupal…
Todo este arsenal terapéutico utiliza la sanación
espiritual para reorientar el camino de la evolución del paciente y del
terapeuta, porque, dentro de la perspectiva de la sanación espiritual, paciente
y terapeuta son una unidad indivisible que mutuamente se apoya y crece
conjuntamente.
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