domingo, 20 de septiembre de 2015

Sonríe


Desde pequeños se nos enseña que la madurez tiene que ver con la seriedad y la responsabilidad. Así, cuando crecemos creemos que estamos maduros porque nos ponemos serios, somos realistas y nos olvidamos de soñar. Exceptuando nuestro entorno, son pocas veces las que le sonreímos a un desconocido y nos olvidamos que la sonrisa es como un "virus bueno" que se contagia y alivia tensiones.


Cuando le sonreímos a otro, le estamos diciendo muchas cosas, entre ellas que nos gusta que comparta el espacio con nosotros, el otro lo decodifica y también sonríe, y es en ese momento cuando los pensamientos negativos quedan a un lado.

La sonrisa es un aliviador natural. Sonreímos cuando nos sentimos bien, cuando sucede algo gracioso, cuando estamos contentos o emocionados por alguna noticia, y así hay infinidad de situaciones que nos hacen sonreír.

Pero lo más importante que tiene la sonrisa cuando va dirigida a otra persona es la transmisión de una sensación de compañía, que el otro no está solo en el "hormiguero" de gente que va y viene en medio de las calles de una gran ciudad y que nosotros, al recibir una sonrisa de vuelta, tampoco lo estamos.

Muchas conversaciones con personas que no conocemos comienzan con un intercambio de sonrisa. Esta también es una parte de la magia, otra parte es la sensación de bienestar que causa sonreír y también lo importante que es en momentos de acompañamiento de otra persona que sufre.

Muchas veces en momentos en los que las palabras no pueden cubrir el espacio, lo puede hacer la sonrisa. Es capaz de comunicar que estoy con el otro y para el otro en su momento de dolor y, al ser contagiosa, hace que el otro por un momento olvide el dolor que tiene e inconscientemente, sonría.

Regalar sonrisas es algo efectivo que podemos hacer para desconectarnos de la rutina, ya que nos saca la negatividad de los problemas y nos cambia el punto de vista, es como si cambiaras los polos de negativo a positivo.

Si te animas a regalar sonrisas en tu vida cotidiana, adelante. Verás que los resultados son infalibles y realmente mágicos. Sonríe al panadero, al cajero del supermercado, al chofer del colectivo y hasta a tu compañero de asiento, te darás cuenta en breve de que la sonrisa es un motor de buenas emociones y que contagia el buen clima a tu alrededor.
Conserva la energía vital, sigue una dieta equilibrada, sonríe siempre y sé feliz. Quien encuentra el gozo dentro de sí mismo, comprueba que su cuerpo está cargado de corriente eléctrica, de energía vital, proveniente no del alimento sino de Dios. Cuando sientas que no puedes sonreír, mírate en un espejo y con los dedos tira hacia arriba de las comisuras de los labios, haciéndolos dibujar una sonrisa. ¡Tal es la importancia de sonreír!


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