viernes, 18 de septiembre de 2015

Abundancia Infinita


Su derecho a las riquezas es tan natural como el agua que bebes.
¿Para quién imaginas que fueron creadas las riquezas del Universo?

Entre en un bosque y quedará extasiado por la exuberancia, extravagancia y prodigalidad de la naturaleza. Billones y billones de plantas, billones de flores de belleza indescriptible, billones de frutos, que se multiplican en nuestras plantas. Mire, con los ojos de la mente el subsuelo y verá minas incalculables cuya riqueza puede dar vida abundante a todos los seres de este planeta hasta el fin de los tiempos. Mire a los océanos y haga la prueba de calcular las riquezas que allí se encuentran. Trate de dar un precio a cada estrella de nuestra galaxia y note que, hasta hoy, no se sabe qué utilidad ellas tienen. Mire el Sol e imagine cuánto vale la luz, el calor y la vitalidad que él irradia. Elimine el Sol de nuestro planeta y la vida terminará. Sume usted los animales, las aves, los peces, los procesos químicos de la naturaleza, la vida que se expande por todas partes, el aire, los ríos, los lagos, el oro que existe en las entrañas de la Tierra, la plata, el cobre, los minerales, en fin, póngase a pensar en la inagotable abundancia del universo...

"Mirad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan, ni hilan, y, sin embargo, os digo que ni Salomón, con toda su gloria, se vistió como uno de ellos". Quien afirmó esto fue Jesús.

Mire ahora al interior de la mente humana y calcule las riquezas fantásticas e inagotables que de ella pueden ser extraídas. Todo lo que usted ve por ahí es fruto de la mente humana: el refrigerador, la radio, el computador, el avión, el tren, la pared, la lámpara, los muebles, el bolígrafo, la música, los cuadros de arte, la literatura, la cocina, el automóvil, la máquina de escribir, las cosas, los satélites, la aspiradora, el navío, prácticamente todo lo que está delante de sus ojos es creación del hombre.

Dios es mayor rico del Universo. La creación es obra del Padre.

Sin tener necesidad de la riqueza, Dios creó todo lo que existe e hizo nadar al mundo en la abundancia.

"En el principio creó Dios el cielo y la Tierra... Y dijo Dios:
Hágase la luz; y se hizo la luz. Y dijo también Dios: Hágase el firmamento. Dijo también Dios: Produzca la tierra hierba verde que dé su simiente y produzca árboles que den fruto, según su especie, y que contenga su simiente en sí mismos, para reproducirse sobre la Tierra. Y dijo Dios, también: Háganse los luceros en el firmamento del cielo. Y dijo Dios también: Produzcan las aguas animales vivientes, que naden en las aguas; y aves que vuelen sobre la tierra..."
"Y El los bendijo y les dijo: Creced y multiplicaos, y llenad las aguas del mar; y las aves se multipliquen sobre la Dios también: Produzca la tierra animales vivientes, domésticos, reptiles y salvajes..."

Observe, por tanto, todas las riquezas del mundo con ojos de alegría y admiración.

Todas esas riquezas son para usted "Dijo también Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, el cual presida los peces del mar, las aves del cielo, los animales, y a todos los reptiles, que se mueven sobre la Tierra, y domine en toda la Tierra.

Todo lo que fue creado en el mundo es para usted. Usted es el rey de la creación. Usted es hijo de Dios, por tanto, es el dueño del Universo. Las riquezas infinitas fueron creadas para que usted las domine y se sirva de ellas en abundancia. Sería, hasta inconcebible que Dios pródigo, inmenso, infinito, cuya bondad supera en cualquier gesto, fuera a crear hijos de su estirpe, a su imagen, de su propio ser, hijos de sus entrañas, para que vivan en la miseria, en el sufrimiento, en la enfermedad, en la carencia, en el temor por el futuro, al lado de tanta riqueza y prodigalidad sembradas en el mundo. Inconcebible. Ridículo. Inaceptable.

Jamás Dios condenó la riqueza, pues fue Él quien la creó.

Todas las riquezas fueron hechas para usted, pues el creador ya era rico en sí. Él poseía todas las riquezas del Universo aun antes de crearlas.

De aquí en adelante, siéntase totalmente envuelto por la abundancia infinita.

Al ver una persona rica, bendígala y alégrese con ella, pues esa persona ya está usufructuando los bienes creados para todos los hombres.

Dios creó el Universo por el poder de la Mente Divina.
Usted creará sus riquezas por el poder de su mente. En verdad, la riqueza, tanto como la pobreza, son estados de espíritu.

Un campo sólo puede producir arroz, trigo, soja, cuando en él se plantan arroz, trigo y soja. Si usted planta en su tierra sólo espartillos, abrojos, espinos y hierbas dañinas, no querrá cosechar de ahí arroz,  trigo y soja, porque no está en la naturaleza del espartillo, los abrojos, los espinos y las hierbas dañinas producir arroz, trigo y soja.

Así acontece con usted: todo lo que usted planta en su mente, usted lo cosecha en la realidad. La mente es como una labranza: lo que usted planta, eso es lo que recoge.

Si usted queda inmerso en pensamientos de carencia, de pobreza, de miseria, es eso lo que recoge.

"Sea hecha vuestra voluntad, así en la Tierra como el Cielo".
¿Cuál es su voluntad? ¿Cuál es su pensamiento?
La ley mental dice así: lo semejante atrae lo semejante; pensamientos de riqueza atraen la riqueza; pensamientos de pobreza atraen la pobreza.

Usted es quien comanda su barco. No se queje a Dios si las cosas no andan bien. Quéjese a sí mismo y examine sus pensamientos. Lo que usted crea en la mente, infaliblemente se verificará en su vida.

Dios es usted mismo, esto es, Dios sólo puede actuar en usted por usted, de tal forma que usted usa el Poder Infinito a su beneplácito, dado que usted es libre. Sólo que usted nunca escapa a las leyes inmutables que rigen nuestro Universo: usted cosecha sólo lo que siembra. Si siembra pensamientos negativos, recogerá resultados negativos; si siembra pensamientos positivos, de abundancia, cosechará abundancia.

Todo está en usted. Decídase a vivir lleno de bienestar desde hoy y, desde hoy "lloverá en su huerta", como dice un dicho popular.

Dios es rico; usted es hijo de Dios; luego, usted es rico.

¿Usted ya oyó hablar del vil metal? Pues es ése el nombre que mucha gente da al dinero.

Se escuchan afirmaciones negativas como éstas: el dinero es cosa del diablo; es un mal necesario; malditos los ricos... Usted debe haber oído conferencias y sermones condenando la riqueza y enalteciendo la pobreza. Personas que dicen, estar temerosas como si estuvieran cometiendo un pecado, que les gustaría ganar más dinero a fin de dar más confort a la familia, e inclusive, para ayudar aún más a las personas y obras necesitadas. Pero se apresuran a agregar, como si estuviesen cometiendo una flaqueza:
- Pero, no es que yo quiera ser rico. Sólo lo suficiente. Lo necesario.

Esa forma de pensar lleva a la interpretación subjetiva de que la riqueza es un mal y la pobreza es un bien.

Hay ahí un equívoco. Así como la salud es un bien y la enfermedad una anormalidad en el orden del universo, de la misma manera la riqueza es un bien y la miseria una anormalidad en la abundancia del universo.

Lo que existe de condenable es sólo el pensamiento y el sentimiento negativo en relación a la riqueza y éstos son la ganancia, la usura, la explotación, la envidia, la rapiña, el pesimismo, el sentimiento de carencia, la crítica, el resentimiento, la avaricia, el miedo, el egoísmo, la prepotencia.

Mire al pez nadando alegre y tranquilamente dentro del agua. Él vive en medio del agua, que le es necesaria para la vida y, sin embargo, el agua no está dentro de él. Haga así con las riquezas. Viva sumergido en la riqueza, pues ella es un don divino a su disposición, pero no deje que la riqueza entre dentro de usted.

Siéntase envuelto por la abundancia, desee abundancia para poder moverse libremente a todos lados, alegre y tranquilamente. Inunde su mundo exterior con los bienes y haga circular la riqueza también hacia los otros; así como el pez vive en el medio del agua, vive del agua, pero deja el agua para que los demás peces lo usufructúen y vivan plenamente.

El dinero no es vil, sino un símbolo de la riqueza de Dios. El dinero significa la casa, el mueble, la comida, la vestimenta, las cosas agradables, en fin, todo aquello que está a su servicio.

"La Tierra está llena de la benignidad del Señor".

Como ya sabe, existe un Poder Infinito, dentro de usted, que es accionado por el pensamiento. Toda causa produce el efecto correspondiente. Toda acción produce su propia reacción. Quien produce maldades, sólo puede recibir, como consecuencia, la maldad. El amor produce el amor, el odio produce el odio.


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