domingo, 30 de agosto de 2015

Atraigo a mi vida cualquier cosa


Gregg Braden ha realizado un sinnúmero de investigaciones sobre la presencia de un poder superior en la vida, también sobre el poder de la oración y como los sentimientos pueden modificar ciertos comportamientos de la materia (mente sobre la materia).

Masaru Emoto un científico japonés que logró demostrar cómo nuestras vibraciones a través de la palabra o musicalmente influye en el comportamiento del agua; logró fotografiar pequeñas moléculas de agua después de someterlas a vibraciones buenas y malas; siendo sus resultados interesantes.
Ambos personajes han llegado conclusiones maravillosas, como el hecho de que ser agradecidos, ver la vida con mucho amor y perdón es una forma de vivir en plenitud.
De acuerdo a la física, todo absolutamente es energía, las mesas que a simple vista diríamos que es sólido, estático resulta que es un conjunto (muy grande por cierto) de átomos donde los protones, neutrones y electrones se mueven constantemente; entonces nuestro cuerpo es energía vibrando a velocidades muy altas, tan altas que parece sólido, porque la energía que lo compone está vibrando a velocidades increíblemente altas y eso hace el efecto de solidez.
Atraigo a mi vida cualquier cosa
en la que pongo mi atención y enfoque,
ya sea algo positivo o negativo

Uno de los errores que cometemos es pensar en cosas negativas, siempre pensamos en lo mal que nos queda la ropa, lo salado que quedó el almuerzo, la uña mal pintada a pesar de que tenemos 9 que están excelentemente pintadas... y así vamos viendo todas las cosas negativas, así sean más pequeñas frente a lo realmente positivo; eso ha sido parte de nuestra educación, de nuestra cultura.
Si nuestra alma vibra en una frecuencia alta o baja, vamos atraer situaciones y cosas con el mismo nivel de vibración. Cuando nos sugestionamos que las cosas salen mal, simplemente estamos emitiendo vibraciones negativas y lo más probable es que algo malo ocurra.
Revisemos en que creemos, sentimos, pensamos y hacemos... no llenemos nuestra mente, corazón y pensamientos con cosas negativas porque eso es como llenar de basura nuestras vidas. En nuestras vidas sucede el más claro ejemplo en la siguiente frase “tenemos pareja para lo que nos alcanza”.
Solemos atraer y mantener una pareja en nuestras vidas del mismo nivel vibracional que nosotros, es decir, que sufre del mismo mal que nosotros. Los zapatos vienen en pares. Así de sencillo: si nos sentimos poquita cosa, vamos a atraer a alguien que también cree que somos poquita cosa y de paso esa persona será nuestro complemento bajo ese concepto.
Y si no aprendemos la lección de vida se repite la lección, y eso es exactamente lo que ocurre en el caso de las mujeres en sus relaciones tienen o han tenido un historial de maltratos, ya sean físicos o emocionales. El panorama es que la mujer deja a su pareja porque la maltrata, después de un tiempo encuentra “otro amor” y resulta que repite la misma situación “mismo infierno, diferente diablo” y así repite el patrón.
Esto es resultado que no sana su alma, no cambia sus creencias y eso como consecuencia genera vibraciones de temor, resentimiento y continua en el círculo vicioso La ley de atracción no es algo mágico, esotérico... simplemente es la consecuencia de lo que creemos, sentimos, pensamos y hacemos. Y es en ese orden porque nuestras creencias es la base de todo.
Muchas mujeres que han sido criadas y educadas para que el matrimonio dure toda la vida harán lo posible para que esto suceda, independientemente de la calidad de matrimonio, de los sentimientos que los une, o del comportamiento del esposo. Eso es resultado de las creencias.
Nosotros no podemos cambiar a otros, solo podemos cambiarnos a nosotros mismos; entonces lo que nos queda es eliminar de nuestro subconsciente los patrones con respecto a este tipo de situaciones negativas (sanando nuestro interior, nuestra alma, nuestro niño interno) y de esta forma ya no viviremos una y otra vez esas relaciones negativas.
En resumen podemos decir que nuestra vida en el exterior depende de cómo vemos nuestro mundo desde el interior, a la Madre Teresa de Calcuta la invitaron varias veces a marchar en manifestaciones en contra de la guerra y ella habría contestado “Yo no marcho allí. Invítenme a marchar a favor de la paz y yo iré, pero no me nombren esa palabra”.

Si solo pensamos desde lo malo, seguiremos atrayendo a nuestras vidas cosas negativas; en cambio si cambiamos nuestra percepción de cómo ver las cosas desde una óptica de agradecimiento, amor, paz y perdón... la vida será diferente.

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