martes, 18 de agosto de 2015

Más Allá del Pensamiento


Pensar no es más que un minúsculo aspecto de la totalidad de la consciencia, de la totalidad de lo que usted es.
Lo que está surgiendo ahora no es un sistema de creencias, una nueva religión, una ideología espiritual o una mitología.

Estamos llegando al final, no solo de las mitologías sino también de las ideologías y los sistemas de creencias. El cambio llega a una profundidad mayor que el contenido de la mente, a más profundidad que los pensamientos. De hecho, en el corazón de la nueva consciencia subyace trascender el pensamiento, la habilidad nueva de elevarse por encima del pensamiento, de percibir una dimensión en su interior que es infinitamente más vasta que el pensamiento.
Entonces, usted ya no deriva su identidad, su sentido de quién es, de la corriente incesante del pensamiento que en la antigua consciencia consideraba que era su propio ser. Qué liberación darse cuenta de que “la voz de mi cabeza” no es lo que yo soy.
¿Quién soy yo entonces? El que ve eso. La consciencia que es anterior al pensamiento, el espacio en el cual ocurre el pensamiento, o la emoción o percepción sensorial causa primaria de la infelicidad no es nunca la situación, sino sus pensamientos sobre ella.
Sea consciente de los pensamientos que está pensando. Sepárelos de la situación, que es siempre neutra, que es siempre como es. Allí está la situación o el hecho y aquí están mis pensamientos sobre ello. En vez de inventar historias, quédese en los hechos. Por ejemplo, “Estoy arruinado” es una historia. Lo limita y le impide actuar con eficacia. “Me quedan cincuenta centavos en la cuenta” es un hecho. Enfrentar los hechos siempre fortalece. Ser consciente de que lo que piensa, en gran medida, produce las emociones que usted siente. Vea la relación entre su pensamiento y sus emociones. Más que ser sus pensamientos y sus emociones, sea la consciencia que está más allá de ellos a sabiduría de este mundo es pura tontería para Dios, dice la Biblia ¿Cuál es la sabiduría de este mundo? El movimiento del pensamiento y el significado que se define exclusivamente por el pensamiento.
Pensar aísla una situación o un evento y lo llama bueno o malo, como si tuviera una existencia separada. A través de la excesiva confianza en el pensamiento la realidad se vuelve fragmentada. Esta fragmentación es una ilusión, pero parece muy real mientras usted esté atrapado en ella. Y, sin embargo, el Universo es un todo indivisible en el cual todo está interconectado, en el cual nada existe de manera aislada. La más profunda interconexión de todas las cosas y eventos implica que los niveles mentales de "bueno" y "malo" son ilusorios en última instancia. Implican siempre una perspectiva limitada y por lo tanto son verdaderos solo relativa y temporalmente.
No hay acontecimientos al azar, ni eventos o cosas que existan por y para sí mismos, aisladamente. Los átomos que constituyen su cuerpo fueron forjados en algún momento en las estrellas y las causas del más pequeño suceso son prácticamente infinitas y están relacionadas con el todo de maneras incomprensibles.
Si usted quisiera seguir el rastro a la causa de cualquier suceso, tendría que remontarse hasta el comienzo de la creación. El cosmos no es caótico. La misma palabra cosmos significa orden. Pero este no es un orden que la mente humana pueda comprender nunca, aunque a veces puede tener atisbos de él.
Cuando penetramos en un bosque que no ha sido transformado por el hombre, nuestra mente pensante ve solo desorden y caos en torno a nosotros. No puede siquiera diferenciar entre vida (bien) y muerte (mal) ya que por todas partes la nueva vida surge de la materia en pudrición y decadencia. Solo si somos suficientemente silenciosos interiormente y el ruido del pensamiento disminuye podemos llegar a hacernos conscientes de que hay ahí una armonía oculta, una sacralidad, un orden superior en el cual todo tiene su lugar perfecto y no podría ser diferente de lo que es como es.
La mente está más cómoda en un parque con jardines porque ha sido planeado por medio del pensamiento; no ha crecido orgánicamente. Hay aquí un orden que la mente puede entender. En el bosque, hay un orden incomprensible que para la mente parece caos. Está más allá de las categorías mentales de bueno y malo. No puede entenderlo por medio del pensamiento, pero puede sentirlo cuando suelta el pensamiento, se queda quieto, alerta y no trata de entender o explicar. Solo entonces usted puede ser consciente de la sacralidad del bosque. En cuanto siente esta armonía oculta, esta sacralidad, se da cuenta de que no está separado de ella; y cuando se da cuenta de eso, se convierte en un participante consciente de ella. De esta forma, la naturaleza puede ayudarlo a realinearse con la totalidad de la vida.
Esta es la realidad de la mayoría de la gente: en cuanto se percibe algo, el ser fantasma, el ego, le da nombre, lo interpreta, lo compara con otra cosa, le agrada o le desagrada, o dice que es bueno o malo. La gente está aprisionada en formas de pensamiento, en la consciencia del objeto.
Uno no despierta espiritualmente hasta que cesa el nombrar compulsivo e inconsciente o, por lo menos, hasta que se hace consciente de él y así es capaz de observarlo a medida que ocurre. Es a través de este constante nombrar, como el ego permanece fijo como la mente no observada. En cuanto cesa, e incluso cuando usted se hace consciente de él, se forma un espacio interior y usted ya no es presa de la mente.
¿Escoja un objeto cercano a usted —una pluma, una silla, una taza, una planta— y explórelo visualmente, es decir, mírelo con gran interés, casi con curiosidad. Evite los objetos que tengan asociaciones personales fuertes y que le recuerden el pasado, por ejemplo dónde los compró o quién se los regaló. Evite también cualquier cosa que tenga algo escrito, como un libro o una botella. Eso estimularía el pensamiento. Sin esforzarse, relajado pero alerta, preste total atención al objeto, a cada detalle. Si surgen pensamientos, no se involucre en ellos No está interesado en los pensamientos sino en el acto de la percepción misma. ¿Puede separar el pensamiento de la percepción? ¿Puede mirar sin la voz dentro de su cabeza que comenta, que saca conclusiones, que compara o que trata de descifrar algo? Después de un par de minutos deje que su mirada vague por la habitación o el lugar donde esté, iluminando con su atención alerta cada cosa sobre la que descanse.
Entonces, escuche los sonidos que haya. Escúchelos de la misma manera que miró las cosas a su alrededor. Algunos sonidos pueden ser naturales —agua, viento, pájaros— mientras que otros serán producidos por el hombre. Sin embargo, no los diferencie en buenos y malos. Permita que cada sonido sea como es, sin interpretación. Aquí la clave es también la atención relajada pero alerta.
Cuando percibimos sin interpretar o etiquetar mentalmente, lo cual significa sin añadir pensamiento a nuestras percepciones, podemos sentir incluso la conexión más profunda por debajo de nuestra percepción de cosas que en apariencia no tienen un vínculo.
Fíjese en si puede atrapar, es decir, notar, la voz en la cabeza, quizás en el mismo momento en que se queja de algo, y reconózcala como lo que es: la voz del ego, nada más que un patrón mental condicionado, un pensamiento. Siempre que note esa voz se dará cuenta también de que usted no es la voz, sino el que es consciente de ella.
De hecho, usted es la consciencia que es consciente de la voz. En el fondo, está la consciencia. En el primer plano, está la voz, el que piensa. De esta forma usted se está liberando del ego, de la mente no observada ni los conceptos ni las fórmulas matemáticas pueden explicar el infinito. Ningún pensamiento puede encapsular la vastedad de la totalidad. La realidad es un todo unificado, pero el pensamiento la divide en fragmentos. Esto da lugar a percepciones fundamentalmente erróneas, por ejemplo, que hay cosas y eventos separados, o que esto es la causa de aquello. Todo pensamiento implica una perspectiva, y toda perspectiva, por su misma naturaleza, implica limitaciones, lo que en último término significa que no es verdadero, al menos no absolutamente. Solo el todo es verdadero, pero el todo no puede expresarse o pensarse. Visto desde más allá de las limitaciones del pensamiento, y por lo tanto incomprensible para la mente humana, todo está sucediendo ahora. Todo lo que ha sido o será alguna vez es ahora, fuera del tiempo, que es una elaboración humana.
Cuando usted no oculta el mundo con palabras y etiquetas, regresa a su vida una sensación de milagro que se perdió hace mucho tiempo cuando la humanidad, en vez de usar el pensamiento, se dejó dominar por él. Retorna a su vida una profundidad. Las cosas recuperan su novedad, su frescura, Y el milagro mayor es experimentar su ser esencial como anterior a cualquier palabra, pensamiento, etiqueta mental e imagen. Para que esto ocurra, usted necesita desenredar su sentido del yo, del Ser, de todas las cosas con las que se ha revuelto, es decir, un sentido del yo con identidad.
¿Es posible desprenderse de la creencia de que debería o necesita saber quién es? En otras palabras, ¿puede dejar de buscar definiciones conceptuales que le den un sentido de sí mismo? ¿Puede dejar de mirar al pensamiento en busca de una identidad?
Cuanto más convierta sus pensamientos en su identidad, más separado estará de la dimensión espiritual que hay en su interior.

Definirse a través del pensamiento es limitarse. Cuando acepta plenamente que no sabe, entra realmente en un estado de paz y de claridad que está más cerca de lo que usted es verdaderamente que si lo hiciera a través del pensamiento, o busque la felicidad. Si la busca, no la encontrará, porque la búsqueda es la antítesis de la felicidad. La felicidad es siempre elusiva, pero la liberación de la infelicidad es alcanzable ahora, al enfrentar lo que es, en vez de inventar historias sobre ello. La infelicidad enmascara su estado natural de bienestar y de paz interior, la fuente de la verdadera felicidad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...