jueves, 13 de agosto de 2015

Relajarnos


Cerrar los ojos, dejarse llevar por una música suave, ser acariciado, respirar suavemente y visualizar lugares placenteros, son algunos de los remedios que todo el mundo practicamos cuando queremos relajarnos. Con ellos pretendemos dar un descanso a nuestro espíritu, más que a nuestro cuerpo, buscando llegar de nuevo a esa plenitud que teníamos antes, quizá hace ya muchos años atrás.
Cuando una persona está estresada, se activa la llamada "respuesta para la lucha o de arrebato", a causa de la cual sufre un incremento en el ritmo cardiaco, la tensión arterial y la frecuencia respiratoria. Ello nos lleva a considerar más acertadamente el estrés como un estado de tensión, un proceso físico, químico o emocional, productor de una situación que puede llevar a la enfermedad física.
Ahora sabemos que hay tres etapas en la respuesta del estrés.

En la primera etapa, alarma, el cuerpo reconoce el estrés y se prepara para la acción, ya sea de agresión o de fuga. Un ejemplo de ello lo tenemos en un asalto en la calle, con el agresor o ladrón surgiendo repentinamente ante nuestros ojos, mientras nuestra mente trata de ordenar lo imprevisto del momento. En ese instante, las glándulas endocrinas liberan hormonas suprarrenales que aumentan los latidos del corazón y el ritmo respiratorio, elevan el nivel de azúcar en la sangre, incrementan la transpiración, dilatan las pupilas y hacen más lenta la digestión. En la segunda etapa, resistencia, el cuerpo repara cualquier daño causado por la reacción de alarma y nos prepara para la respuesta eficaz, normalmente la huida, no siempre factible. Sin embargo, si el estrés (la situación) continúa, el cuerpo permanece alerta y ya no puede reparar los daños, siendo normal el desvanecimiento, la sudoración profusa y el orinarse. Si continúa la resistencia se inicia la tercera etapa, el agotamiento y la pérdida de nuestra capacidad de reacción, cuya consecuencia puede ser una alteración profunda que dejará huella largo tiempo.
Indudablemente este es un caso de situación estresante profunda, tanto como lo son una enfermedad dolorosa, la pérdida continuada del empleo o un divorcio que nunca llega.
Por ello, debemos advertir que la exposición prolongada al estrés agota las reservas de energía del cuerpo y puede llevar en situaciones muy extremas, incluso a la muerte. Los vegetales alargan sus raíces para suministrarse alimentos y agua sin importarles si se lo quitan a otras especies cercanas, del mismo modo que una abeja quita el polen a una flor para elaborar su alimento y un pez mayor termina comiéndose al más pequeño. No hay una sola especie en la naturaleza que no emplee su fortaleza, su astucia o su rapidez para sobrevivir a costa de la debilidad de otro.
El ser humano trata de ser diferente y para proteger al más débil elabora leyes que le ayuden y castigos para quienes abusan de su poder, pero esto es solo una buena intención que no se traduce en resultados prácticos ni mucho menos generalizados. El más débil (especialmente si no dispone de dinero) acaba sucumbiendo ante la voracidad del poderoso, el cual consigue incluso que las leyes se pongan de su parte a base de buenos abogados. Como vemos, todo cuanto rodea a los seres vivos es estresante, pero es una consecuencia del hecho de estar vivos, ya que el simple acto de respirar sin pausa, los continuados latidos del corazón que no se pueden interrumpir, o la búsqueda incesante del alimento diario, son los estigmas que acompañan nuestra existencia. Si a ello sumamos los problemas cotidianos de la vida en sociedad, con nuestras familias, compañeros de trabajo, autoridades y personas que se nos cruzan continuamente en nuestras vidas, nos daremos cuenta que no hay un sólo momento, o al menos hay muy pocos, en los cuales nos podamos relajar y olvidarnos del mundo que nos rodea.
Afortunadamente, y en oposición al estrés, diario o circunstancial, le proponemos la relajación, que no es otra cosa que separarse de ciertas actividades que someten al cuerpo a un excesivo estrés. La mayoría de las técnicas de relajación consiste en un entrenamiento de los músculos del cuerpo para evitar tensiones ocultas, al mismo tiempo que canalizan la mente hacia lugares más placenteros.
No se trataría, pues, de olvidar los problemas, sino de adaptarnos a ellos, por lo que las buenas técnicas de relajación, enseñan a los individuos a reconocer tensiones de la vida diaria que les permitirán afrontarlas. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...