domingo, 30 de agosto de 2015

Explorar todos los rincones


Quiero vivir la fuerza apasionada, quiero explorar todos los rincones del trayecto, quiero experimentar la energía vital con que se deja ir el agua desde las montañas hacia las llanuras.
Me gusta sentir el agua intrépida, saltando sin freno por entre las rocas, bailando con prisa y eligiendo la dirección a tomar a cada instante.

Pienso que así se mueve mi energía cuando estoy apasionado(a) con algún proyecto: nada me detiene, no existe el tiempo, no hay cansancio, no me percato de los límites ni de los obstáculos; sólo quiero seguir avanzando con todas las fuerzas de mí ser.
Con dulzura y delicadeza, como la del agua calma, puedo alcanzar más efectivamente los cambios que quiero en mi vida.
Igualmente, con suavidad y gentileza puedo armonizar mejor con las personas importantes en mi vida.
Es más fácil lograr la transformación de esa manera que con cambios abruptos y forzados que no resultan tan efectivos ni permanentes.
Quiero llegar adonde he elegido ir.
A veces me aparecen piedras en mi camino y quiero que sólo sean una resistencia momentánea. Quiero que mi energía siga fluyendo en la dirección elegida con toda la inspiración de la intención original.
Quiero aprender del agua a rodear, saltar, y hasta bailar alrededor de los obstáculos y limitaciones que me encuentre en mi camino.
Quiero aprender a poner toda mi atención en lo que quiero y no en los impedimentos. Es obvio que tendré que hacer algo con algunos de esos estorbos, y lo haré, pero manteniendo mi visión general de llegar adonde me lo he propuesto.
Porque en ocasiones me he quedado luchando en contra de algún obstáculo y he perdido mi dirección, es que ahora quiero hacer lo que hace el agua.
Qué rica es la tranquilidad de que cualquiera pueda saber cualquier cosa sobre mí.
Qué rico soltar lo oscuro y hasta los grises y dejar ir lo oculto y los secretos. Habrá quienes juzguen o critiquen, pero eso ya es de ellos, no mío.
Me gusta andar ligero, liviano, sin cargas innecesarias.
Prefiero la transparencia.
Por mí, no por los demás.
Es mi libertad lo que importa.
Quiero fluir…
Quiero permitir que mi energía se mueva con naturalidad.
Quiero sentir esa energía vital atravesándome por todo mi ser.
Quiero dirigirme hacia mi destino, disfrutando cada tramo.
Quiero vivir todos mis más grandes anhelos:
Alegría
Amor incondicional
Abundancia
Integridad
Fuerza
Paz
Inspiración
Sabiduría
Libertad
Lo fabuloso de esto es que es mi sueño y también el mejor aporte que le puedo hacer al mundo y a las personas a mí alrededor.
Todo encaja y se desata la pasión por vivir y dar todo lo mejor de mí.
¡Esto es posible cuando conecto con mi esencia!
Mi fuerza se manifestará cuando me conecte con mi esencia y desate la energía que viene de mi centro.
Tantas personas se quejan de: Tengo miedo de que…, esta situación me agota…, se me acabaron las fuerzas para…
Eso que sienten es el resultado de poner la atención justamente en lo que no se quiere. Con el tiempo, sostener la atención allí termina debilitando y agotando a cualquiera.
Dirán: “¿es que usted quiere que ignore esa realidad y viva como si nada estuviera pasando?”
Nadie está sugiriendo ignorar algo que molesta. Lo que sería más constructivo es que yo ponga toda mi atención en la solución de eso para alinear mi energía en esa dirección.
Cuando alineo mi energía en la dirección de lo que sí quiero, inmediatamente me siento mejor, se empieza a desatar mi fuerza y me vuelvo más creativo.
Si lo que tengo es miedo de lo que pueda pasar en el futuro, miedo a ciertas personas, ladrones e incluso a los fantasmas, voy a estar cada vez más temeroso y débil si pongo mi atención en eso que no quiero.
Voy a conectarme con la fuerza para superar esos miedos al poner mi atención en la abundancia de lo que quiero: Quiero prepararme bien y estar listo para lo que sea, quiero encontrar mi centro y desde allí mi integridad física y emocional, voy a conectarme con mi alma que es invulnerable, quiero conectar con mi centro para desatar mi fuerza interior.
Lo que sale de mi boca o de mi lápiz dice más de mí que de aquello que estoy hablando.
Si hablo bien de mi país o de la gente a mi alrededor, estoy reflejando que soy una persona positiva y optimista. Si hablo pestes, aunque pueda demostrar lo que digo, sólo estoy acusándome como una persona negativa y pesimista.
Si veo oportunidades o si veo obstáculos, sólo estoy reflejando los anteojos con que ando puestos.
Cada quien proyecta desde su propia perspectiva.
Dice el refrán: De la abundancia del corazón habla la boca.
Lo que sale de mi boca, obviamente es producto de los pensamientos y emociones que tengo. Y esos pensamientos y emociones, o sea, mi vibra general, es el preámbulo de lo que tarde o temprano terminaré viviendo.
Porque a como vibro atraigo.
Por lo tanto, lo que sale de mi boca habla más de mí que de aquello que estoy hablando, pero sobre todo me indica el tipo de futuro que me estoy construyendo.
Quiero vivir una vida intensa, con abundancia y felicidad.
Siempre supe que había un camino de crecimiento personal absolutamente seguro para alcanzar esos estados tan extraordinarios.
El camino de crecimiento personal es en realidad un arte…
El arte de descubrir lo mejor de mí, la esencia de la persona que verdaderamente soy y vivir desde allí en todo momento de mi vida.
Si al elegir cualquier rumbo me baso en lo que siento más coherente con “lo mejor de mí”, me aseguro de vivir lo que más me ilusiona, lo que me alegra, lo que me libera y me construye.
Si desde lo más profundo de mi ser quiero tener éxito pero vibro con los obstáculos y dificultades para alcanzarlo, me estoy traicionando. Si anhelo paz y tranquilidad pero me enfoco en los desajustes, no estoy siendo auténtico(a).
Si deseo ser músico, pero estudio otra cosa porque promete un mejor rendimiento económico, me estoy traicionando. Si quiero ser más espontáneo, pero no me lo permito porque mi pareja se podría molestar, no estoy siendo auténtico(a).
Para encontrar mi autenticidad busco adentro.
Hago a un lado lo que se espera de mí y el qué dirán, para poder identificar lo que viene de mi esencia. En vez de calcular qué me conviene más, permito que lo que anhelo emerja desde adentro.
Empiezo poco a poco y avanzo a paso firme.

¡Desde ya siento lo poderoso de este proceso!

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