La visualización
consiste en utilizar tu imaginación para atraer a tu
vida todo lo que deseas, y es una de las herramientas más poderosas para
lograr resultados exitosos.
Si
dedicas todos los días unos minutos a visualizar, estarás dedicando tu energía
y foco a lo que quieres lograr. Y tiene una fuerza increíble para acercarte a
ello.
¿Sabes
por qué? Porque la mente no distingue entre lo que tenemos en realidad y lo que
imaginamos… Así que imagina qué puedes lograr si la usas a tu favor.
Cada momento
de tu vida es infinitamente creativo y el Universo es infinitamente ilimitado.
Sólo tienes que formular una petición suficientemente clara y obtendrás todo lo
que tu corazón desea.
La
visualización creativa es la técnica de utilizar la propia imaginación para
crear lo que se desea en la vida. No hay nada en absoluto nuevo, extraño o
desusado en la visualización creativa. La venimos usando todos los días, todos
los minutos. Es nuestra natural capacidad de imaginación, la energía creativa básica
del Universo que utilizamos constantemente, aunque no seamos conscientes de
ello.
En el pasado,
muchos de nosotros hemos utilizado el poder de la visualización de un modo
relativamente inconsciente. Debido a unos conceptos negativos de la vida
profundamente arraigados, hemos supuesto e imaginado, de modo automático e
inconsciente, las carencias, las limitaciones, las dificultades y los problemas
como algo consustancial a nuestra vida. Y, en mayor o menor grado, esto es lo
que hemos creado.
La utilización
de nuestra natural imaginación de un modo cada vez más consciente, crearemos lo
que deseamos: amor, plenitud, gozo, relaciones satisfactorias, un trabajo
gratificante, poder expresarnos libremente tal como somos, salud, belleza,
prosperidad, paz y armonía interiores, en definitiva, todo lo que nuestro
corazón puede desear. El uso de la visualización es la clave para acceder a
todo lo positivo y a los dones que fluyen naturalmente de la vida.
La imaginación
es la capacidad de crear una idea, una imagen mental o una sensación de algo.
La visualización consiste en utilizar nuestra imaginación para crear una
representación clara de algo que deseamos que se manifieste. Luego, seguimos
centrándonos en la idea, imagen o sensación de manera regular, comunicándole
energía positiva hasta que se convierte en una realidad objetiva. En otras
palabras: hasta que conseguimos realmente lo que hemos estado visualizando.
Nuestro
objetivo puede ser de cualquier tipo: físico, emocional, mental o espiritual.
Podemos imaginarnos a nosotros mismos en un nuevo hogar, con un nuevo empleo o
manteniendo una hermosa relación, experimentando una sensación de calma y
serenidad o viendo cómo mejora nuestra memoria y nuestra capacidad de aprender.
También podemos imaginarnos controlando sin esfuerzo una situación difícil, o
simplemente, vernos radiantes, llenos de luz y de amor. Podemos actuar a
cualquier nivel y en todos ellos conseguiremos resultados. Luego, con la
experiencia, descubriremos las técnicas e imágenes que, en cada caso concreto,
puedan reportarnos mejores resultados.
Supongamos que
está usted descontento con su actual situación laboral. Si tiene la sensación
de que en líneas generales le gusta su trabajo pero hay aspectos que deben
mejorar, podría empezar por imaginar esas mejoras que desea. Si esto no le da
resultado o si piensa que es preferible cambiar de trabajo, concéntrese
entonces en imaginarse a sí mismo desempeñando la actividad profesional
deseada.
En ambos
casos, la técnica es básicamente la misma. Primero, relájese hasta alcanzar un
estado mental profundo, sereno y propicio para la meditación, y luego imagínese
desempeñando su ocupación laboral ideal. Véase a sí mismo en un entorno físico
óptimo, realizando un trabajo que le gusta y le llena, relacionándose con la gente
que le rodea de una manera armoniosa, recibiendo el aprecio de los demás y la
remuneración que considera adecuada en pago de su trabajo. A todo esto, añada
cualquier detalle que le parezca importante, como el horario de trabajo, el
nivel de autonomía y/o de responsabilidad que desee tener, etc. Trate de
experimentar la sensación de que todo eso es posible; siéntase como si se
tratara de algo que estuviera viviendo en el momento presente. En resumidas
cuentas, imagínese las cosas tal y como le gustaría que fueran, ¡y como si ya
estuvieran siendo así!
Repita este
breve y sencillo ejercicio a menudo, unas dos o tres veces al día, o siempre
que piense en el tema. Si tiene claro lo que desea y su voluntad de cambiar es
firme, es muy probable que empiece a notar muy pronto que se producen ciertos
cambios positivos en su trabajo.
Conviene sin
embargo señalar que esta técnica no puede ser utilizada para «controlar» el
comportamiento de los demás o conseguir que hagan algo en contra de su
voluntad. Lo que esta técnica permite es derribar nuestras barreras internas
—que se hallan en oposición a la armonía natural y a nuestra realización como
personas— posibilitando que nos manifestemos en nuestros aspectos más
positivos.
Para practicar
la visualización creativa no es preciso poseer ninguna creencia metafísica o
espiritual, aunque es necesaria la disposición a aceptar la realidad de algunos
conceptos. Eso no implica forzosamente que haya que «tener fe» en ningún poder
externo a nosotros. Lo verdaderamente necesario es albergar el deseo de
enriquecer nuestros conocimientos y nuestra experiencia, y tener una mente lo
suficientemente abierta para probar algo nuevo con una actitud positiva.
Estudie los
principios y ensaye las técnicas con la mente y el corazón abiertos, y juzgue
entonces por sí mismo si le son o no útiles.
Si llega a la
conclusión de que son válidos, siga utilizándolos y muy pronto los cambios que
se producirán en usted y en su vida sobrepasarán probablemente todo lo que pudo
haber soñado.
La
visualización creativa es mágica en el más verdadero y noble sentido de la
palabra. Implica comprender e identificarnos con los principios naturales que
rigen la acción de nuestro universo, y aprender a usar estos principios de la
manera más consciente y creativa posible.
Si no
hubiésemos visto nunca una flor abriéndose o una espectacular puesta de Sol y
alguien nos lo describiese, creeríamos que es algo milagroso (que es lo que es
en realidad). Luego, en cuanto hubiésemos visto varias veces estos fenómenos,
empezaríamos a comprender cómo se producen y nos parecerían algo natural y no
especialmente misterioso.
Lo mismo se
puede decir del proceso de la visualización. Lo que a primera vista puede
parecer asombroso o imposible para el limitado carácter de la educación que nuestras
mentes han recibido, se hace perfectamente comprensible en cuanto aprendemos y
ponemos en práctica los conceptos subyacentes que están implicados.
En cuanto
empezamos a actuar de este modo, parece como si comenzásemos a obrar milagros
en nuestras vidas... ¡Y así es!
El universo
físico es energía. El mundo científico está empezando a descubrir lo que los
maestros metafísicos y espirituales sabían desde hace siglos. En realidad,
nuestro universo físico no está compuesto en absoluto de ninguna «materia». Su
componente básico es un tipo de fuerza o esencia que podemos llamar energía.
Las cosas
parecen ser sólidas y estar separadas unas de otras en el nivel en que nuestros
sentidos físicos suelen percibirlas. Sin embargo, a niveles más sutiles, como
por ejemplo, el atómico y el subatómico, la materia aparentemente sólida se ve
como partículas más y más pequeñas dentro de otras partículas que, a la postre,
acaban por no ser otra cosa que pura energía.
Físicamente,
todos somos energía y todo lo que hay en nosotros y lo que nos rodea está hecho
de energía. Todos formamos parte de un gran campo energético. Percibimos todas
las cosas como separadas unas de otras, como algo sólido, cuando, en realidad,
no son más que diversas formas de nuestra energía esencial que es común a todo.
Todos somos uno, incluso en el más literal y físico de los sentidos.
Tu mente no
solamente puede controlar tus emociones, habilidades o tu cuerpo, sino que
también puede influenciar el mundo exterior que aparentemente está fuera de tu control
En otras
palabras tu mente puede generar coincidencias increíbles para que te puedas
acercar cada vez más a tus metas. Estas coincidencias pueden ser cosas que
aparentemente no están relacionadas con lo que estás haciendo pero que aunque
tú no lo sepas están bajo tu control.
· Piensa claramente en lo que quieres lograr.
· Define tus metas.
· Fórmate una imagen mental de lo que quieres
lograr y visualízalo en tu mente.
· Invierte cierto tiempo diariamente en “soñar
despierto”
· Cuando sueñes despierto, relájate, respira
profundamente y disfruta el momento.
· Usa tu creatividad para crearte una imagen
mental lo más detallada posible de lo que quieres lograr.
· Al visualizar lo que quieres lograr intenta usar
todos tus sentidos en la imagen mental de lo que deseas.
· Añádele a tu visualización los sentimientos que
crees que te provocará el alcanzar lo que quieres.
· Invierte como mínimo 10 minutos dos veces al día
en este ejercicio de visualización.
· Persevera.
No desistas en visualizar hasta que comiences a actuar hacia lo que
quieres lograr.
· Permanece con una actitud positiva, sentimientos
positivos, emociones positivas y por supuesto palabras positivas.
· Mantén tu mente abierta y alerta para que puedas
ver, descubrir y aprovechar las oportunidades que se presenten para lograr tu
objetivo.
· Nunca uses el poder de la visualización para
dañar a nadie y menos a ti mismo.
Sigue adelante hasta que logres
los resultados que esperas
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