La estrategia de la ilusión es tan sutil y eficaz para
la mente humana, que nos rodea por todas partes.
Nos inunda de mensajes subliminalmente, artificiales e
ilusorios, ahogándonos en la tan mentada y creída "realidad".
Por todas partes escuchamos el mismo discurso
pesimista, entreguista y resignado de que la "realidad es así y qué se le
va a hacer". Por todas partes asentimos que el mundo es así y por tanto
así es la realidad que nos tocó tragar.
Entonces, nos llenamos de miedo infundado, en esas
"realidades". Vamos, por consiguiente, alimentando esa misma
"realidad" en tanto que el miedo la justifica y refuerza. Así es el
mundo y ya.
Sin embargo, por muy alineados que estemos con dicha
"realidad", por muy entrenados y domesticados con esas estrategias de
control mental colectivo, siempre, aunque sea muy de vez en cuando pero
siempre, el universo te ofrece la oportunidad de cuestionar dicha "realidad".
A esos momentos aquí en la Tierra los llamamos crisis.
Las crisis, del tipo que sean, de las que tanto
huimos, a las que tanto tememos, a las que juzgamos como negativas por la carga
de incertidumbre que traen consigo, son, en verdad, esa gran posibilidad de
abrir los ojos. De sentir que algo no encaja. De intuir que lo "real"
nunca es justo ni equilibrado, y menos aún es lo que quieres para ti.
La posibilidad de despertar a ese darse cuenta de que
aquello que llamamos "realidad" no es tan real ni tan concreto; ni
imperativo, ni predecible, ni seguro, ni certero; ni mucho menos querido.
Entonces la vida, que transcurre sin importar tu
"realidad", te ofrece la opción de seguir tragándolo todo: pues
"así es la realidad". En otras palabras, la vida te ofrece la
posibilidad de aceptar la esclavitud dentro de esta jaula de oro que llamamos
modernidad, desarrollo, progreso, evolución o, incluso, de despertar a
"otra realidad".
Se trata de aceptar la inevitable falta de libertad
humana, o de abrazar el infinito poder creativo basado en la libertad y el amor
a uno mismo, como fractal del universo, que te permite construir
conscientemente "la realidad" que tú quieres, la realidad que te
corresponde, la realidad que te mereces.
Entonces, ¿qué es la Realidad? ¿Existe la realidad?
¿Cómo se relaciona con lo que yo pienso, siento, digo y actúo? ¿O es independiente
de mí?
¿Cómo influyen mis creencias, emociones y
afirmaciones, en "lo real"? ¿Somos arquitectos de nuestra realidad o
somos marionetas de realidades ya creadas, quién sabe por qué o quiénes, y para
qué propósitos?
¿Por qué no creer que la "realidad" no
existe, de la misma forma en que tampoco existen las imágenes en la pantalla
del televisor o del cine, y sin embargo se ven igual? ¿Será posible que aquello
que llamamos "realidad" no sea más que la proyección colectiva de 7
mil millones de humanos- transmisores mentales, que se corresponden unos con
otros, con imágenes holográficas similares, que juntas va hilando una película
perpetuada en la memoria colectiva y genética? Como toda película, con
protagonistas y actores secundarios; con dramas y comedias; sufrimientos y
placeres; con excesos y carencias; con buenos y malos; con vencidos y
vencedores.
¿Por qué no creer que precisamente ese discurso
hegemónico, entreguista y resignado que nos inunda, es precisamente esa gran
antena repetitiva que se transmite sin que la mayoría de los 7 mil millones de
humanos- transmisores mentales lo note, pero que moldea las imágenes
holográficas que proyectan casi todos, creando esa tan mentada
"realidad", que la mayoría de las veces, en nuestra intimidad o públicamente,
finalmente criticamos sin hacer nada, sólo aguantando?
Y, los que no estamos en las grandes estadísticas, los
inconformistas, los rebeldes, los buscadores, ¿qué tanto nos podemos
transformar en antenas alternativas para la transmisión de estos nuevos
mensajes de liberación de la mente humana?
Estamos en un gran momento como humanidad.
Nos encontramos precisamente en esa gran oportunidad
que nos abre la vida, el universo entero, de cuestionarlo todo, de resquebrajar
esos muros de creencias ciegas y dominantes. De soltar los miedos y
limitaciones, de reconocer e ir más allá de nuestras fronteras, de expandirnos
a nuevas visiones.
Estamos frente a la posibilidad de volver a elegir. De
volver a hacernos responsables de nuestro paraíso terrenal y reconstruirlo, con
todo el infinito poder del universo creativo y libre, que se manifiesta en las
almas y mentes de aquéllos y aquéllas que, pudiendo saltar sobre el dramatismo
hormonal de las crisis, logran cada día ser más conscientes y libres, estar más
en paz y en sincronía, más en luz y en sabiduría...
Pero "¿cómo?", pregunta la mente humana.
¿Cómo hacer para lograr dicha consciencia y libertad? Cualquier respuesta a
dicha pregunta sería violar o negar en ti precisamente ese poder del cual
hablamos.
El cómo es el primer obstáculo. La primera excusa para
no empezar.
Cualquiera que te dé un método, una técnica, un
régimen político, ideológico, moral, o lo que sea, está atentando contra ese
poder en ti.
El cómo se lo dejamos a la sincronía del universo. Que
no es lo mismo que entregarse al sueño colectivo de ignorancia, dominación y
ego; sino, por el contrario, es aceptar ese poder creativo en ti.
Si ya aceptaste y vivenciaste el hecho de que eres el
creador de la realidad en tanto que transmisor de la energía del universo,
puedes decodificarla, y proyectarla a tu elección en la película en donde dejas
de ser un personaje y pasas a ser, no sólo todos los personajes, también el
director y el guionista de la película en que quieres vivir.
Entonces, permitámonos recordar todos los días que
somos los creadores y las creadoras de "realidad". Que no existe tal
"realidad" ajena a lo que yo soy, y que, por lo mismo, si seguimos
aceptando esos discursos dominantes y hegemónicos en lo más cotidiano de
nuestras vidas, seguiremos alimentando dicha película de terror que se ve por
todas partes pero que, en ningún caso, tiene que ser "tu realidad" si
así no lo quieres.
Empezamos a construir "realidades"
colectivas alternativas; creativas, libres, naturales, en tanto nos hacemos
responsables del "Qué".
No es el "cómo hacerlo" nuestra
responsabilidad. Pues nuestro poder creativo radica precisamente en esa
confianza del Universo que Yo Soy, del que me siento parte, unido, integrado.
Esa confianza en el universo del cual formo parte unida es el poder creativo
del universo, ese poder mágico que nos va facilitando, abriéndonos,
revelándonos, esos caminos, esos aprendizajes.
En cambio sí es nuestra tarea el hacernos responsables
del "Qué". Qué queremos vivir en base a quiénes somos nosotros. Allí
está tu poder creativo, en modelar el qué eres, qué quieres, qué vas a
proyectar al universo, y en sostener dicha creencia hasta crearla, manifestada
en tu vida.
Si creer es crear, entonces también hay que crear
aquello en lo que se cree.
"¿Pero cómo?", vuelve a preguntar la tan
preocupada mente humana. E insistimos: salta de la trampa del cómo, que
finalmente te lleva de vuelta al escepticismo, la frustración y la resignación.
Estando dentro de la estructura mental dominante, la película colectiva que se
proyecta por la mayoría de las mentes humanas, no daríamos nunca con una
solución; sino, muy por el contrario, nos hundiríamos aún más y más en esta
película-creación-proyección mental que da forma material a lo cotidiano
"real".
Sólo se trata, entonces, de volver a ti mismo. De
salir del antiguo paradigma de dominación e ignorancia y aceptar este nuevo
paradigma que nos recuerda que somos dioses y diosas. Dueños de nuestra
creación.
Y que el paraíso perdido se encuentra en tanto nos
encontramos a nosotros mismos, en la aceptación total de nuestra esencia divina
y, por tanto, creadora.
Por lo tanto, no se trata del "cómo", sino
más bien de un asunto de identidad: ¿Qué soy yo?: ¿Títere o artista, esclavo o
creador libre y consciente?
Recuerda que eres tú el que aceptas aquello en lo que
crees; y que finalmente, por el mismo poder creativo del universo, se
manifiesta en ti.
¿Qué quieres manifestar en ti y a tu alrededor? ¿Qué
quieres crear en ti y a tu alrededor?
Estamos en la hora de las decisiones. Comienza ya a
crear aquí y ahora lo que crees, hasta verlo manifestado en ti. Tú eres la
creadora, tú eres el creador.
Ahora te devuelvo la pregunta: ¿Qué? ¿Qué eres tú?
Eres lo que crees y creas en ti.
Eres lo que proyectas de tus creencias y creaciones.
¿Seguirás huyendo, hundiéndote más y más en la
pequeñez colectiva de la ignorancia humana, o te harás responsable de la
orquesta que toca la sinfonía de tu vida?
Eres el creador, eres el origen, eres la fuente de
todo lo que existe en ti y a tu alrededor.
Ábrete conscientemente al poder creativo del universo
y manifiéstalo ya, en ti, ¡aquí y ahora!.
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