Esta tabla de
ejercicios los puede practicar cuando llegue a su casa después de una agotadora
jornada laboral o cuando los problemas sean tan importantes que estén a punto
de alterarle seriamente. El consejo es que sustituya siempre el consumo de medicamentos
o alcohol, por estos ejercicios.
1. Túmbese en el suelo de espaldas sobre
una alfombra. Ponga una almohada debajo de sus pies y un pequeño cojín en sus riñones
y quizá también le será necesario una almohada cervical en la nuca. Lo
importante es que la postura sea tan cómoda que no desee levantarse durante
bastante tiempo. Evite dormirse.
2. Cierre suavemente los ojos y trata de
pensar en algún paisaje de película, pero no elija ningún lugar en el cual haya
vivido experiencias anteriores, aunque sean placenteras.
3. Lo importante es que su imaginación
sea imparcial, no un recordatorio de épocas pasadas. Si tiene música ambiental procure
que sea muy melódica.
4. Dicte continuadas órdenes a todo su
cuerpo para que se relaje y para que no sienta absolutamente nada. No se olvide
también de relajar su respiración, su mandíbula y sus párpados.
5. Si está perfectamente relajado dejará
de percibir su cuerpo y su mente quizá abandone ese lugar y prefiera viajar.
6.
Intente imaginarse que es capaz de levitar,
que se está elevando del suelo y que se acerca al techo, sin esfuerzo.
7.
Una vez que ha alcanzado la paz mental
que necesitaba es el momento de estirar todo su cuerpo. Primero contraiga fuertemente
ambas manos y ciérrelas con fuerza.
Después de unos segundos ábralas y trate de estirarlas con igual energía.
8. Relájelas y déjelas caer sin fuerza en
la alfombra.
9. Haga lo mismo con sus pies,
cerrándolos con fuerza y después abriéndolos. También tiene que tirar del
empeine hacia arriba y posteriormente hacia delante. Relájelos después igual que
hizo con las manos.
10. Recoja
una rodilla y tráigala hacia el tórax. Después empuje la pierna hacia el frente,
como si empujara una pared invisible.
11. Relaje
la pierna y cambie a la otra.
12. Haga
lo mismo con los brazos, cerrándolos hacia el hombro y luego estirándolos con fuerza
hacia el frente. Cambie de brazo y relaje profundamente ambos.
13. Con
los brazos estirados a lo largo del cuerpo arquee la espalda hacia arriba y
manténgase así unos segundos. Relájese después y deje esa zona como muerta,
insensible.
14. Ahora
tendrá que desplazarse cerca de una pared para apoyar los pies en ella. Déjelos
así unos segundos para que la sangre de las pantorrillas descienda hacia su
corazón.
15. Ahora
estire bien las piernas y ábralas en forma de uve, siempre apoyadas en la
pared. Permanezca así al menos un minuto.
16. Finalmente,
la incorporación debe hacerse paulatinamente.
17.
Primero apóyese en los antebrazos
durante un minuto, después siéntese y ponga la cabeza en las rodillas, para levantarse
poco a poco.
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