Entro muy
profundamente dentro de mí y me pregunto qué es lo que quiero. Me permito imaginar
cómo sería mi vida con eso completamente manifestado.
Identifico
dentro de esta creación cómo me siento con eso ya realizado en mi vida. Busco
cualquier “excusa” para permitirme sentir esa emoción ya. La llevo a mi vida cotidiana.
Acepto,
suelto, dejo ir toda expectativa y así elimino las resistencias. Permito, entro
en estado receptivo, me abro. Así, la energía de eso que quiero puede
manifestarse.
Si pudiera
simplemente realizar este proceso como lo haría una niña de tres años, no
necesitaría más explicaciones.
Pero a
través de mi crecimiento he incorporado hábitos de pensamiento y sentimiento
resistentes y rápidamente las creencias entran en acción y me señalan una y
otra razones por las cuales esto no puede ser es así. En efecto, ya escucho mis
voces interiores con toda una discusión interna a favor y en contra del asunto.
Si quiero,
puedo quedarme allí en esa asamblea de “dimes y diretes” o puedo avanzar por
esta puerta que se me acaba de abrir.
Todo en el Universo
es vibración
Eso mismo
dice la ciencia (sobre todo la física cuántica en las últimas décadas) y lo
dicen las filosofías (las orientales desde hace milenios y la metafísica
occidental más recientemente), además de otras disciplinas.
La vibración es el lenguaje universal.
Esas seis palabras son extremadamente importantes.
Este mundo material que me rodea, en su esencia es pura energía. La percibo
material, dura, densa y real a través de mis sentidos, los sensores maravillosos
con que he sido dotado(a). Pero este
piso en el que estoy parado(a) es sólo energía vibrando en una cierta
frecuencia.
Para hacer
el cuento corto, si todo es energía vibrando de cierta manera, al cambiar mi
manera de vibrar, cambio la dirección de mi vida y cambian las manifestaciones
a mí alrededor. Es así porque atraigo lo que es similar a como estoy vibrando –
es lo que dice la ley de la atracción.
La vida de
mis sueños tiene una frecuencia vibratoria específica y para atraerla, lo que
hago es alinearme con esa frecuencia. Vibro eso, siento eso, disfruto eso que
imagino, me veo viviéndolo como si ya fuera una realidad.
Si vibro con
lo que veo alrededor de mí, atraigo más de eso. Si vibro con lo que sueño,
atraigo más de lo que sueño.
Atraigo a mi vida todo lo que vibra de manera
similar a la manera en que estoy vibrando.
La emoción me permite sentir la vibración como algo
agradable o desagradable, como algo rico o feo. Cuando tengo un pensamiento y
siento la emoción que ese pensamiento genera, emito una vibración. Al vibrar de
una u otra forma, atraigo más de eso mismo.
En la
dimensión terrenal, esto se manifiesta con toda exactitud. Lo que soy, tengo y
hago es consecuencia de mi atracción. Entonces, todo lo que me rodea es tal y
como es porque en la dimensión vibratoria lo he atraído – me he alineado con
esa frecuencia de vibración.
Si quiero
atraer la vida de mis sueños, vibro en esa frecuencia hoy – ya. Me la
imagino, la proyecto, la pretendo, la invento, la creo y la re-creo de
cualquier manera, con cualquier excusa.
En la película El Secreto no nos explicaron
el secreto.
“Supongamos que la cosa es así de fácil como dices.
Explícame entonces, si siempre he soñado
un montón de cosas que quiero, ¿por qué no me llegan?”
Porque en
cierto momento vibro riquísimo con esto que quiero, pero de inmediato me pongo
a pensar que no lo podré conseguir con el dinero que recibo, que eso sólo
existe en las películas o que no me lo he ganado. En un momento siento la
maravilla de la vida de mis sueños y de seguido interpongo la resistencia.
La
resistencia es todo aquello que me bloquea, que me limita y que se siente muy
feo. El miedo a lo que podría pasar, la duda de dejar atrás lo que ahora es, el
enojo de que he querido y no lo he tenido, las creencias de que no puedo, no lo
merezco o no lo creo, son todas resistencias que me cierran las puertas.
Por un lado
lo atraigo y por otro le cierro las puertas.
Por un lado
vibro en armonía con lo que quiero y de inmediato me pongo a vibrar en
oposición a lo que quiero.
Para atraer lo que quiero tengo que mantenerme
vibrando en armonía con lo que quiero.
No es que tengo que estar pensando todo el tiempo en
eso. Es estar alegre, confiado(a) y con gratitud – justamente las emociones que
siento cuando pienso en lo que quiero.
Hace casi
dos mil años Marcos 11:24 lo sintetizó de una manera proverbial: “Por eso
les digo, todo lo que pidan en oración, crean que ya lo han recibido y lo
tendrán.”
Ese es el
mejor resumen del proceso de atracción.
¡Quiero vivir la vida que siempre he soñado vivir!
Cuando vibro de manera armoniosa con lo que más quiero,
siento rico y vivo feliz. Si logro mantenerme vibrando en armonía, más temprano
que tarde se manifestará todo lo que es armonioso con mi vibración – la vida de
mis sueños.
En otras
palabras y con más detalle:
Si sé hacia
dónde quiero ir, la mitad del camino está recorrido. La otra mitad es soltar, aflojar, permitir. Suelto
incluso la obsesión por obtener aquello que quiero. Aquí hay una aparente
contradicción: dejar ir lo que quiero.
“Si suelto
lo que quiero entonces dejaré de atraerlo. Además temo que se me meterá lo que
no quiero.”
Cuando suelto,
aflojo, acepto, entrego y libero, me alineo con mi esencia. Cuando me alineo, la energía fluye y las manifestaciones
concretas le siguen. Por otro lado, cuando me obsesiono por vibrar con
insistencia con lo que quiero, todavía estoy vibrando desde la escasez, con
algo de resistencia y la energía no fluye libremente.
Se
manifiesta sólo lo que está en armonía con mi esencia y eso es justamente la
vida de mis sueños. Nada de lo que no
quiero se meterá mientras no lo atraiga.
Acepto que
estoy donde estoy, que no me gusta donde estoy y que quiero ir en otra
dirección.
Lo que sigue
ya no es mi responsabilidad, sino del Universo. Ahora la vida de mis sueños es
responsabilidad del Universo.
Yo solo
acepto y suelto. Dejo ir. Me abro. En estado de aceptación, las cosas
que quiero se manifiestan más fácilmente en mi vida. Acepto que lo que es sea
como es, que lo que fue así fue y lo que será simplemente será de la manera en
que vaya a ser.
¿Puedo
sentir una energía especial cuando simplemente dejo ir?
¿Puedo sentir
cómo fluye esa energía?
¿La vida que quiero es sólo un afiche pegado en la
pared?
Cuando permito que dentro de mi ser fluya la
energía, estaré allanando el camino para que la vida de mis sueños se
manifieste en mi vida cotidiana.
En este Universo
de vibración, aprendo a vibrar en armonía para atraer todo lo que más quiero.
Vibro en armonía cuando siento rico, cuando abro las válvulas, cuando
experimento la aceptación de que lo que es sea como es. A pesar de que yo quiera algo que todavía no
es, acepto que por lo pronto, así es.
Vibro en
armonía cuando pongo mi atención en todo lo que me hace sentir rico. Busco
cualquier excusa para vibrar rico. Me permito generar sólo los pensamientos que
se sienten mejor.
Me propongo
en mi vida diaria encontrar más razones para sentirme muy bien ya. Me facilito
cualquier “excusa” para encontrar una forma de vibrar más armoniosa.
Esa es la
manera en que lograré bajar de la pared el afiche de la vida de mis sueños y
concretarlo en mi vida cotidiana. Esa es la manera de empezar a vivir ya con
alegría e intensidad.
Así lograré
transformar mi vida más fácilmente que a través del esfuerzo agotador. Así lo
han hecho grandes triunfadores y pequeñas personas felices.
Cada quien
con su elección y viviendo desde ya la emoción que sentirá cuando su deseo se
haya manifestado.
Esto es
poderoso.
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