lunes, 31 de agosto de 2015

La vida de mis sueños


Entro muy profundamente dentro de mí y me pregunto qué es lo que quiero. Me permito imaginar cómo sería mi vida con eso completamente manifestado.
Identifico dentro de esta creación cómo me siento con eso ya realizado en mi vida. Busco cualquier “excusa” para permitirme sentir esa emoción ya.  La llevo a mi vida cotidiana.

Acepto, suelto, dejo ir toda expectativa y así elimino las resistencias. Permito, entro en estado receptivo, me abro. Así, la energía de eso que quiero puede manifestarse.
Si pudiera simplemente realizar este proceso como lo haría una niña de tres años, no necesitaría más explicaciones.
Pero a través de mi crecimiento he incorporado hábitos de pensamiento y sentimiento resistentes y rápidamente las creencias entran en acción y me señalan una y otra razones por las cuales esto no puede ser es así. En efecto, ya escucho mis voces interiores con toda una discusión interna a favor y en contra del asunto.
Si quiero, puedo quedarme allí en esa asamblea de “dimes y diretes” o puedo avanzar por esta puerta que se me acaba de abrir.
Todo en el Universo es vibración
Eso mismo dice la ciencia (sobre todo la física cuántica en las últimas décadas) y lo dicen las filosofías (las orientales desde hace milenios y la metafísica occidental más recientemente), además de otras disciplinas.
La vibración es el lenguaje universal.
Esas seis palabras son extremadamente importantes. Este mundo material que me rodea, en su esencia es pura energía. La percibo material, dura, densa y real a través de mis sentidos, los sensores maravillosos con que he sido dotado(a).  Pero este piso en el que estoy parado(a) es sólo energía vibrando en una cierta frecuencia.
Para hacer el cuento corto, si todo es energía vibrando de cierta manera, al cambiar mi manera de vibrar, cambio la dirección de mi vida y cambian las manifestaciones a mí alrededor. Es así porque atraigo lo que es similar a como estoy vibrando – es lo que dice la ley de la atracción.
La vida de mis sueños tiene una frecuencia vibratoria específica y para atraerla, lo que hago es alinearme con esa frecuencia. Vibro eso, siento eso, disfruto eso que imagino, me veo viviéndolo como si ya fuera una realidad.
Si vibro con lo que veo alrededor de mí, atraigo más de eso. Si vibro con lo que sueño, atraigo más de lo que sueño.

Atraigo a mi vida todo lo que vibra de manera similar a la manera en que estoy vibrando.
La emoción me permite sentir la vibración como algo agradable o desagradable, como algo rico o feo. Cuando tengo un pensamiento y siento la emoción que ese pensamiento genera, emito una vibración. Al vibrar de una u otra forma, atraigo más de eso mismo.
En la dimensión terrenal, esto se manifiesta con toda exactitud. Lo que soy, tengo y hago es consecuencia de mi atracción. Entonces, todo lo que me rodea es tal y como es porque en la dimensión vibratoria lo he atraído – me he alineado con esa frecuencia de vibración.
Si quiero atraer la vida de mis sueños, vibro en esa frecuencia hoy – ya. Me la imagino, la proyecto, la pretendo, la invento, la creo y la re-creo de cualquier manera, con cualquier excusa.

En la película El Secreto no nos explicaron el secreto.
“Supongamos que la cosa es así de fácil como dices.  Explícame entonces, si siempre he soñado un montón de cosas que quiero, ¿por qué no me llegan?”
Porque en cierto momento vibro riquísimo con esto que quiero, pero de inmediato me pongo a pensar que no lo podré conseguir con el dinero que recibo, que eso sólo existe en las películas o que no me lo he ganado. En un momento siento la maravilla de la vida de mis sueños y de seguido interpongo la resistencia.
La resistencia es todo aquello que me bloquea, que me limita y que se siente muy feo. El miedo a lo que podría pasar, la duda de dejar atrás lo que ahora es, el enojo de que he querido y no lo he tenido, las creencias de que no puedo, no lo merezco o no lo creo, son todas resistencias que me cierran las puertas.
Por un lado lo atraigo y por otro le cierro las puertas.
Por un lado vibro en armonía con lo que quiero y de inmediato me pongo a vibrar en oposición a lo que quiero.
Para atraer lo que quiero tengo que mantenerme vibrando en armonía con lo que quiero.
No es que tengo que estar pensando todo el tiempo en eso. Es estar alegre, confiado(a) y con gratitud – justamente las emociones que siento cuando pienso en lo que quiero.
Hace casi dos mil años Marcos 11:24 lo sintetizó de una manera proverbial: “Por eso les digo, todo lo que pidan en oración, crean que ya lo han recibido y lo tendrán.”
Ese es el mejor resumen del proceso de atracción.

¡Quiero vivir la vida que siempre he soñado vivir!
Cuando vibro de manera armoniosa con lo que más quiero, siento rico y vivo feliz. Si logro mantenerme vibrando en armonía, más temprano que tarde se manifestará todo lo que es armonioso con mi vibración – la vida de mis sueños.
En otras palabras y con más detalle:
Si sé hacia dónde quiero ir, la mitad del camino está recorrido.  La otra mitad es soltar, aflojar, permitir. Suelto incluso la obsesión por obtener aquello que quiero. Aquí hay una aparente contradicción: dejar ir lo que quiero.
“Si suelto lo que quiero entonces dejaré de atraerlo. Además temo que se me meterá lo que no quiero.”
Cuando suelto, aflojo, acepto, entrego y libero, me alineo con mi esencia.  Cuando me alineo, la energía fluye y las manifestaciones concretas le siguen. Por otro lado, cuando me obsesiono por vibrar con insistencia con lo que quiero, todavía estoy vibrando desde la escasez, con algo de resistencia y la energía no fluye libremente.
Se manifiesta sólo lo que está en armonía con mi esencia y eso es justamente la vida de mis sueños.  Nada de lo que no quiero se meterá mientras no lo atraiga.
Acepto que estoy donde estoy, que no me gusta donde estoy y que quiero ir en otra dirección.
Lo que sigue ya no es mi responsabilidad, sino del Universo. Ahora la vida de mis sueños es responsabilidad del Universo.
Yo solo acepto y suelto.  Dejo ir.  Me abro. En estado de aceptación, las cosas que quiero se manifiestan más fácilmente en mi vida. Acepto que lo que es sea como es, que lo que fue así fue y lo que será simplemente será de la manera en que vaya a ser.
¿Puedo sentir una energía especial cuando simplemente dejo ir?
¿Puedo sentir cómo fluye esa energía?

¿La vida que quiero es sólo un afiche pegado en la pared?
Cuando permito que dentro de mi ser fluya la energía, estaré allanando el camino para que la vida de mis sueños se manifieste en mi vida cotidiana.
En este Universo de vibración, aprendo a vibrar en armonía para atraer todo lo que más quiero. Vibro en armonía cuando siento rico, cuando abro las válvulas, cuando experimento la aceptación de que lo que es sea como es.  A pesar de que yo quiera algo que todavía no es, acepto que por lo pronto, así es.
Vibro en armonía cuando pongo mi atención en todo lo que me hace sentir rico. Busco cualquier excusa para vibrar rico. Me permito generar sólo los pensamientos que se sienten mejor.
Me propongo en mi vida diaria encontrar más razones para sentirme muy bien ya. Me facilito cualquier “excusa” para encontrar una forma de vibrar más armoniosa.
Esa es la manera en que lograré bajar de la pared el afiche de la vida de mis sueños y concretarlo en mi vida cotidiana. Esa es la manera de empezar a vivir ya con alegría e intensidad.
Así lograré transformar mi vida más fácilmente que a través del esfuerzo agotador. Así lo han hecho grandes triunfadores y pequeñas personas felices.
Cada quien con su elección y viviendo desde ya la emoción que sentirá cuando su deseo se haya manifestado.

Esto es poderoso.

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