Su derecho a las riquezas es tan
natural como el agua que bebes.
¿Para quién imaginas que fueron
creadas las riquezas del Universo?
Entre en un bosque y quedará
extasiado por la exuberancia, extravagancia y prodigalidad de la naturaleza.
Billones y billones de plantas, billones de flores de belleza indescriptible,
billones de frutos, que se multiplican en nuestras plantas. Mire, con los ojos
de la mente el subsuelo y verá minas incalculables cuya riqueza puede dar vida
abundante a todos los seres de este planeta hasta el fin de los tiempos. Mire a
los océanos y haga la prueba de calcular las riquezas que allí se encuentran.
Trate de dar un precio a cada estrella de nuestra galaxia y note que, hasta
hoy, no se sabe qué utilidad ellas tienen. Mire el Sol e imagine cuánto vale la
luz, el calor y la vitalidad que él irradia. Elimine el Sol de nuestro planeta
y la vida terminará. Sume usted los animales, las aves, los peces, los procesos
químicos de la naturaleza, la vida que se expande por todas partes, el aire,
los ríos, los lagos, el oro que existe en las entrañas de la Tierra, la plata,
el cobre, los minerales, en fin, póngase a pensar en la inagotable abundancia
del universo...
"Mirad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan, ni hilan,
y, sin embargo, os digo que ni Salomón, con toda su gloria, se vistió como uno
de ellos". Quien afirmó esto fue Jesús.
Mire ahora al interior de la
mente humana y calcule las riquezas fantásticas e inagotables que de ella
pueden ser extraídas. Todo lo que usted ve por ahí es fruto de la mente humana:
el refrigerador, la radio, el computador, el avión, el tren, la pared, la
lámpara, los muebles, el bolígrafo, la música, los cuadros de arte, la
literatura, la cocina, el automóvil, la máquina de escribir, las cosas, los
satélites, la aspiradora, el navío, prácticamente todo lo que está delante de
sus ojos es creación del hombre.
Dios es mayor rico del Universo.
La creación es obra del Padre.
Sin tener necesidad de la
riqueza, Dios creó todo lo que existe e hizo nadar al mundo en la abundancia.
"En el principio creó Dios
el cielo y la Tierra... Y dijo Dios:
Hágase la luz; y se hizo la luz.
Y dijo también Dios: Hágase el firmamento. Dijo también Dios: Produzca la
tierra hierba verde que dé su simiente y produzca árboles que den fruto, según
su especie, y que contenga su simiente en sí mismos, para reproducirse sobre la
Tierra. Y dijo Dios, también: Háganse los luceros en el firmamento del cielo. Y
dijo Dios también: Produzcan las aguas animales vivientes, que naden en las
aguas; y aves que vuelen sobre la tierra..."
"Y El los bendijo y les
dijo: Creced y multiplicaos, y llenad las aguas del mar; y las aves se
multipliquen sobre la Dios también: Produzca la tierra animales vivientes,
domésticos, reptiles y salvajes..."
Observe, por tanto, todas las
riquezas del mundo con ojos de alegría y admiración.
Todas esas riquezas son para
usted "Dijo también Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza,
el cual presida los peces del mar, las aves del cielo, los animales, y a todos
los reptiles, que se mueven sobre la Tierra, y domine en toda la Tierra.
Todo lo que fue creado en el
mundo es para usted. Usted es el rey de la creación. Usted es hijo de Dios, por
tanto, es el dueño del Universo. Las riquezas infinitas fueron creadas para que
usted las domine y se sirva de ellas en abundancia. Sería, hasta inconcebible
que Dios pródigo, inmenso, infinito, cuya bondad supera en cualquier gesto,
fuera a crear hijos de su estirpe, a su imagen, de su propio ser, hijos de sus
entrañas, para que vivan en la miseria, en el sufrimiento, en la enfermedad, en
la carencia, en el temor por el futuro, al lado de tanta riqueza y prodigalidad
sembradas en el mundo. Inconcebible. Ridículo. Inaceptable.
Jamás Dios condenó la riqueza,
pues fue Él quien la creó.
Todas las riquezas fueron hechas
para usted, pues el creador ya era rico en sí. Él poseía todas las riquezas del
Universo aun antes de crearlas.
De aquí en adelante, siéntase
totalmente envuelto por la abundancia infinita.
Al ver una persona rica,
bendígala y alégrese con ella, pues esa persona ya está usufructuando los
bienes creados para todos los hombres.
Dios creó el Universo por el
poder de la Mente Divina.
Usted creará sus riquezas por el
poder de su mente. En verdad, la riqueza, tanto como la pobreza, son estados de
espíritu.
Un campo sólo puede producir
arroz, trigo, soja, cuando en él se plantan arroz, trigo y soja. Si usted
planta en su tierra sólo espartillos, abrojos, espinos y hierbas dañinas, no
querrá cosechar de ahí arroz, trigo y
soja, porque no está en la naturaleza del espartillo, los abrojos, los espinos
y las hierbas dañinas producir arroz, trigo y soja.
Así acontece con usted: todo lo
que usted planta en su mente, usted lo cosecha en la realidad. La mente es como
una labranza: lo que usted planta, eso es lo que recoge.
Si usted queda inmerso en
pensamientos de carencia, de pobreza, de miseria, es eso lo que recoge.
"Sea hecha vuestra voluntad,
así en la Tierra como el Cielo".
¿Cuál es su voluntad? ¿Cuál es su
pensamiento?
La ley mental dice así: lo
semejante atrae lo semejante; pensamientos de riqueza atraen la riqueza;
pensamientos de pobreza atraen la pobreza.
Usted es quien comanda su barco.
No se queje a Dios si las cosas no andan bien. Quéjese a sí mismo y examine sus
pensamientos. Lo que usted crea en la mente, infaliblemente se verificará en su
vida.
Dios es usted mismo, esto es,
Dios sólo puede actuar en usted por usted, de tal forma que usted usa el Poder
Infinito a su beneplácito, dado que usted es libre. Sólo que usted nunca escapa
a las leyes inmutables que rigen nuestro Universo: usted cosecha sólo lo que
siembra. Si siembra pensamientos negativos, recogerá resultados negativos; si
siembra pensamientos positivos, de abundancia, cosechará abundancia.
Todo está en usted. Decídase a
vivir lleno de bienestar desde hoy y, desde hoy "lloverá en su
huerta", como dice un dicho popular.
Dios es rico; usted es hijo de
Dios; luego, usted es rico.
¿Usted ya oyó hablar del vil
metal? Pues es ése el nombre que mucha gente da al dinero.
Se escuchan afirmaciones
negativas como éstas: el dinero es cosa del diablo; es un mal necesario;
malditos los ricos... Usted debe haber oído conferencias y sermones condenando
la riqueza y enalteciendo la pobreza. Personas que dicen, estar temerosas como
si estuvieran cometiendo un pecado, que les gustaría ganar más dinero a fin de
dar más confort a la familia, e inclusive, para ayudar aún más a las personas y
obras necesitadas. Pero se apresuran a agregar, como si estuviesen cometiendo
una flaqueza:
- Pero, no es que yo quiera ser
rico. Sólo lo suficiente. Lo necesario.
Esa forma de pensar lleva a la
interpretación subjetiva de que la riqueza es un mal y la pobreza es un bien.
Hay ahí un equívoco. Así como la
salud es un bien y la enfermedad una anormalidad en el orden del universo, de
la misma manera la riqueza es un bien y la miseria una anormalidad en la
abundancia del universo.
Lo que existe de condenable es
sólo el pensamiento y el sentimiento negativo en relación a la riqueza y éstos
son la ganancia, la usura, la explotación, la envidia, la rapiña, el pesimismo,
el sentimiento de carencia, la crítica, el resentimiento, la avaricia, el
miedo, el egoísmo, la prepotencia.
Mire al pez nadando alegre y
tranquilamente dentro del agua. Él vive en medio del agua, que le es necesaria
para la vida y, sin embargo, el agua no está dentro de él. Haga así con las
riquezas. Viva sumergido en la riqueza, pues ella es un don divino a su
disposición, pero no deje que la riqueza entre dentro de usted.
Siéntase envuelto por la
abundancia, desee abundancia para poder moverse libremente a todos lados,
alegre y tranquilamente. Inunde su mundo exterior con los bienes y haga
circular la riqueza también hacia los otros; así como el pez vive en el medio
del agua, vive del agua, pero deja el agua para que los demás peces lo
usufructúen y vivan plenamente.
El dinero no es vil, sino un
símbolo de la riqueza de Dios. El dinero significa la casa, el mueble, la
comida, la vestimenta, las cosas agradables, en fin, todo aquello que está a su
servicio.
"La Tierra está llena de la benignidad del Señor".
Como ya sabe, existe un Poder
Infinito, dentro de usted, que es accionado por el pensamiento. Toda causa
produce el efecto correspondiente. Toda acción produce su propia reacción.
Quien produce maldades, sólo puede recibir, como consecuencia, la maldad. El
amor produce el amor, el odio produce el odio.
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