¿Has intentado atrapar el fuego
fatuo de ese “algo más” que aún danza en el fondo de vuestros sentimientos al
completar vuestros deseos? Analizadlo: Suspiras por algo mientras no eres capaz
de alcanzarlo, pero cuando ya lo tienes acabas tarde o temprano hartos de ello
y quieres “algo más”.
Incluso si la vida te diera de
golpe todo lo que quisieras - riqueza, amigos, poder- al cabo de poco tiempo te
hartarías y quieres algo más. Pero hay algo de lo que nunca podrás cansarte -
la alegría.
Mientras buscas diversas cosas,
directa o indirectamente, estás en realidad buscando la felicidad a través de
la realización de tus deseos. No buscas aquellas cosas que te producen
tristeza. Tampoco deseas aquellas cosas que te hacen feliz al principio pero
que más tarde te hunden en el remordimiento. No importa cuál sea tu objetivo,
lo buscarás con ilusión, esperando sentirte realizado cuando lo alcances, y así
debe ser cuando lo hagas. ¿Entonces por qué no buscar la felicidad
directamente? ¿Por qué la buscas por medio de placeres materiales?
Cuando suplicas el favor de
efímeros placeres materiales, tu felicidad depende de lo que duren estos. Los
objetos materiales así como la satisfacción de los deseos materiales son
temporales; por esta razón, toda la felicidad que de ellos se deriva es también
temporal. Comer, oler fragancias, escuchar música, mirar bellos objetos - son
cosas evanescentes, que duran mientras duren los sentidos del tacto, el olfato,
la vista o hasta que la mente esté cansada de esa sensación y busque un nuevo
estímulo.
No deseas una alegría transitoria
que te entristezca al desaparecer. Estás buscando una felicidad que no es
únicamente tentadora. Deberías buscar una alegría que brille para siempre como
el radio.
Aún y así no deseas una felicidad
que sea siempre igual; deseas una alegría cambiante, que cautive tu mente, que
mantenga tu mente perpetuamente ocupada e interesada. La felicidad que llega y
comienza a funcionar solo sirve para tentarte; los placeres que llegan a ser
monótonos te cansan; la alegría que llega momentáneamente y después se va,
dejándote en un estado de indiferencia, es torturante.
La felicidad que rítmicamente
cambia pero que ella misma es inmutable, como un actor que interpreta
diferentes papeles, es lo que estás buscando. Tal alegría solo puede ser
alcanzada mediante la meditación profunda y constante. La fuente interior de la
siempre nueva alegría puede aplacar tu sed. A causa de su propia naturaleza, la
alegría divina es el único encantamiento que no puede cansar la mente o
hacernos querer cambiarla por otra cosa.
En la búsqueda del bien o del
mal, es la felicidad lo que siempre estás buscando. Lo primero promete felicidad
y proporciona tristeza; lo segundo parece proporcionar tristeza por sus
requisitos de fuerza de voluntad y disciplina, pero al final te dará una
felicidad duradera. Dios es infinita alegría, y cuando le has encontrado ya
note hace falta perseguir el “algo más” que siempre huye de ti. Dios es ese “algo
más”. Hallándole, no te hará falta buscar más. En la siempre nueva felicidad de
Dios tendrás todo lo que siempre habías buscado.
Los objetos que proporcionan
placer material se encuentran fuera de la mente. Ellos, y la gratificación que
proporcionan, entran en la mente solo a través de la imaginación. La alegría,
por su propia naturaleza - ser la alegre conciencia del Espíritu en el alma del
hombre- vive más cerca de la mente, y nace en ella cuando está correctamente
sintonizada. Cuando los objetos materiales son destruidos, la felicidad que
proporcionan también se destruye. Pero la alegría divina del alma es
indestructible. De la misma manera, su expresión en la mente nunca puede ser
destruida si uno sabe cómo mantenerse unido a ella, y si no cambia su forma de
pensar deliberadamente y entristece.
Así que no busques la plenitud a
través de medios materiales, o a través de deseos inspirados por ellos. Buscad
la indestructible felicidad que hay en vuestro interior y hallaras eterna,
siempre consciente y nueva Felicidad: Dios. Al contrario que los placeres
materiales, esta alegría no es una cualidad abstracta de la mente; es una
cualidad consciente cualidad del Espíritu. Búscala y hallarás el bienestar
eterno. Cuando hayas obtenido esta felicidad nunca podrás ser un cínico que
odia el mundo y condena a sus habitantes. En vez de eso, te hallarás en la
posición de apreciar correctamente la creación de Dios. Como Su hijo inmortal,
se supone que debes disfrutar la belleza de su trabajo con infinita alegría de
tu naturaleza eterna, que es una felicidad perpetua. Pero aquellas personas que
se deleitan en lo material sin conocer la superlativa alegría de Dios, se
convierten en materialistas. Es una desgracia actuar como un mortal
descontento, persiguiendo deseo tras deseo, cuando estás hecho de acuerdo con
la imagen de Dios, que es eterna y siempre nueva alegría capaz de satisfacer
todos los deseos.
Cuando los inmortales se
comportan como mortales, experimentan el placer, la tristeza y la indiferencia
en sus naturalezas. Eso es por lo que debes destruir esta naturaleza cambiante,
adherida a tu inmutable alma inmortal. Cuando halles la verdadera naturaleza de
tu alma de infinita felicidad, esa alegría indestructible permanecerá contigo a
través de todas las experiencias de la vida, ya sean gratas o desagradables. Tu
felicidad permanecerá inamovible ante el choque de los placeres terrenales.
Disfrutarás de todo con esa alegría que es Dios. ‘Sin ser nunca atraído por el
mundo sensorial, experimenta la felicidad del Ser, tu alma se une a la del
Espíritu y alcanza una alegría indestructible.
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