viernes, 18 de septiembre de 2015

La Fe Poder Mental


Mucho se habla sobre la fe. Todas las religiones gravitan entorno a la fe. La historia del pueblo elegido, desde los orígenes de la Biblia, está fundamentada en la fe. Todos los grandes personajes de la Biblia, como Noé, Abraham, Moisés, Josué, David, Salomón, Isaac, Jacob y tantos otros, extrajeron su fuerza de la fe.
 
Sólo existe un Poder Infinito y sólo existe una forma de accionar este Poder Divino: la fe.

Pero no se trata de fe en el sentido de un sentimiento vago sobre algo que no se puede definir, sobre algo que representa una esperanza imprecisa, sobre algo que escapa al control de la mente.

Fe es la certeza de que su pensamiento es verdadero.
Creer, por lo tanto, es aceptar definitivamente una cosa como verdadera.

Usted, por ejemplo, cree que el agua moja y nunca le pasó por la cabeza cualquier especie de duda en cuanto a eso. El albañil cree que, haciendo una mezcla de arena, agua, cemento y piedras, el resultado será una masa fuerte de concreto. Su fe en ese resultado es tan definitiva que ni espera a ver si saldrá bien o no. La cocinera cree que, colocando un huevo al fuego, el huevo endurece, al paso que la manteca, en contacto con el fuego, se derrite. Este es un principio sobre el cual la cocinera no duda.

La mente también tiene sus leyes y sus principios que nunca fallan, cuando son usados correctamente; por ejemplo, el pensamiento crea, el deseo atrae y la fe realiza. Esto quiere decir que todo lo que usted piensa, desea y cree que va a suceder, sucede obligatoriamente.

El Maestro Jesús, que conocía todas las leyes universales, hace ya dos mil años enseñaba este principio, cuando decía: "Pedid y recibiréis".

Parece increíble que un principio tan simple y, al mismo tiempo, tan fabuloso, sea verdadero. Pero lo es. En todo pedido ya viene incluido el recibimiento. Cuando usted pide, automáticamente ya está atendido, así como, cuando usted bebe agua ya está saciada la sed. No puede existir un pedido que no pueda ser atendido.

Mas, para que su pedido sea atendido, usted debe seguir el principio básico de la fe: crea que su pensamiento es verdadero sea, que su pedido ya está atendido por el hecho de pedir.

Si usted duda o no cree que va a recibir, eso significa que está mandando dos órdenes opuestas y conflictivas a su subconsciente.

Como su subconsciente es su empleado todopoderoso, que no discute órdenes, que no razona y que no selecciona, sucederá que él no encontrará condiciones para atenderlo a usted. Por ejemplo, si usted es una persona nerviosa y desea curarse del nerviosismo, por la ley del pedid y recibiréis, usted orará así, repetidamente: "Yo soy calmoso, yo soy calmoso, estoy tranquilo, yo soy calmoso".

Al poco tiempo se encuentra con una amiga que le pregunta cómo está usted, y usted ya comienza a decir que se siente muy nervioso; que no duerme bien, y cosas así. Evidentemente ha enviado dos órdenes opuestas a su subconsciente.
Primera orden: yo estoy tranquilo.
Segunda orden: yo estoy nervioso.

He ahí porque muchos pedidos y oraciones no son atendidos.

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