La palabra "hada"
procede del latín "fata", derivado a su vez del vocablo
"fatum", que significa el hado o el destino.
En la edad
media lo definían como divinidad o fuerza desconocida que según los gentiles,
obraba irresistiblemente sobre las demás divinidades y sobre los hombres y los
sucesos.
El término fée
del francés, tiene similar procedencia, y de él derivaron las palabras inglesas
fey y fairie, que con el correr de los tiempos sufrieron variaciones en su
ortografía pasando por: fayerye, fayre, faerie, faery y fair.
En su
definición etimológica, se entiende por Hada: ser fantástico con forma de mujer
y a la cual se le atribuyen poderes mágicos.
Para los
sajones la palabra "ferie" hace referencia al mundo de las hadas como
entidad, se refiere a un lugar geográfico. En español se convierte en
"féerico", que significa maravilloso o fantástico, aplicándolo a por
ejemplo, la música féerica o de las hadas.
En el comienzo
del tercer milenio, con un mundo globalizado y preocupado más en la geopolítica
y en amasar cuantiosas fortunas, apoyados en un desarrollo tecnológico
imponente, con un hombre sumido en la velocidad y el stress ciudadano, te
preguntaras, por queé hablar de algo tan lejano al mundo real, que forma parte
del universo de la ilusión y la fantasía. La respuesta será, tal vez, que esos
seres mágicos nos dan la esperanza, de que, la imaginación inocente de la
niñez, aún perdura dentro de nuestros corazones, solamente adormecida,
esperando que una fresca brisa de un puro de corazón, desprovisto de toda
maldad, halle las condiciones óptimas, para volver a ver, hablar y creer en la
hadas como cuando era niño.
El mundo de la
Hadas es una mezcla de misterioso encanto, de cautivadora belleza, pero también
de una enorme fealdad, de insensible superficialidad, de humor, malicia, júbilo
e inspiración, de temor, risa, amor y tragedia. Es mucho más rico de lo que, por
lo general, nos induce a creer la literatura y es, además, un mundo en el que
hay que penetrar con suma cautela, pues no hay nada que más enoje a las hadas
que unos seres humanos que se mueven curiosamente por sus particulares
dominios, como turistas malcriados. Bajo su embrujo puede desarrollarse el amor
y también el abandono y la muerte. Al igual que los humanos viven en un
universo de contradicciones.
El genial
dramaturgo inglés William Shakespeare, en su obra Hamlet, sentencia que existe
sobre la Tierra más cosas de las que alcanza a percibir, la imaginación.
Podríamos agregar también, que en un porcentaje alto lo fantástico es invisible
a los ojos. La creencia en la existencia de las Hadas, es común a las más
diversas culturas, encontrando el origen en los mitos y leyendas de cada una de
ellas.
Una de las
tantas leyendas, sostiene que las hadas son ángeles caídos o paganos muertos
que no han sido suficientemente buenos para entrar en el paraíso, ni tan malos
como para entrar en el infierno, quedando obligados a vivir eternamente a mitad
de camino.
Otra leyenda
cuenta que cierta vez, estaba Eva, a orillas de un río, bañando a sus hijos, cuando
escucho que Dios, le habló. Temerosa, Eva ocultó a los hijos que todavía no
había bañado, para que Él no los viera. Dios, que todo lo ve, le preguntó si
con ella estaban todos sus hijos y Eva mintiendo, respondió que sí. Entonces,
Dios le advirtió que aquellos que había ocultado, quedarían ocultos para
siempre a los ojos de los hombres y fueron esos niños los que se convirtieron
en hadas o Elfos.
La ubicación de
estos seres elementales, ha sido variable con el correr de los tiempos y las
culturas. Para los irlandeses, alguna vez se ha encontrado en el horizonte y
otras bajo sus propios pies, alguna vez en tierras montañosas y otras en una
isla mágica en el medio del mar, o debajo del océano.
Para otras
culturas se los puede encontrar, en el ambiente natural, en una planta, un
árbol, la tierra, un lago, en la brisa, el sol, en el perfume de las flores y
todo lo natural que nos rodea. En una palabra, el aire, el agua, la tierra y el
fuego son los cuatro elementos que contienen a los Espíritus Elementales.
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