Muchas veces usted se habrá
preguntado: ¿Por qué algunas personas son felices y otras desgraciadas? ¿Por
qué algunos logran el éxito en la vida y otros viven y mueren marginados?
Mire a su
alrededor y verá personas que comenzaron como simples empleados y hoy están en
la cima, y verá personas que nunca salieron de un mismo lugar; verá personas
que se casaron y son felices, y verá personas cuyo casamiento se desintegró,
sin quedar piedra sobre piedra. Continúe observando y verá personas que
consiguieron curarse de enfermedades consideradas incurables, y personas que
nada pudieron contra la enfermedad.
Tal vez usted
forme parte de ese ejército incalculable de personas que sufren de insomnio y
sólo concilian el sueño a la madrugada a fuerza de somníferos, cuando existen
tantas otras personas que, basta que caigan en la cama, para que ya estén
durmiendo en la dulce paz de un saludable sueño.
Usted ya se
preguntó: ¿por qué existen personas alegres y despreocupadas, cuando millones
de otras están deprimidas y atormentadas por neurosis y miedos?
Muchos ya
dividieron el mundo en dos partes: las personas de suerte y las personas
desdichadas.
¿Será que
vivimos bajo el flujo y reflujo de lo imprevisible?
¿Será que
tendremos que decir, como Shakespeare, que "hay más misterios en este
mundo de los que nuestra vana filosofía puede imaginar"?
Ahora usted
comienza a levantar el velo del misterio y de lo desconocido; ahora usted
encontrará el camino de sus sueños.
No importa el
estado actual en que usted se encuentra. No importa si usted es pobre o enfermo
o fracasado. Usted puede, desde ahora, comenzar a abrir las manos para recibir
todas las dádivas de la vida.
Sería injusto
suponer que sólo una pequeña clase de privilegiados pudiese tener acceso a los
arcanos de la suerte y de las buenas cosas de la vida, en tanto el resto
tendría que contentares con las migajas.
Sería también
ridículo admitir que las riquezas del Universo sean limitadas, de tal suerte
que, si unos tuvieran bastante, otros tendrían poco.
Usted siempre
deseó tener una vida repleta de felicidad, de amor, de paz, de salud, de
bienestar económico. Si no lo consiguió, algo debe estar equivocado en usted.
Seguramente
usted ya culpó a la falta de suerte, a la falta de oportunidades; culpó a sus
padres, al gobierno, a la vida, al mundo, al diablo, a las brujerías, y a
tantas otras causas más. Más, comience a pensar desde ahora: ¿será que la culpa
está fuera de usted o dentro de usted?
Recuerde que
todo lo que puede ser pensado es realizable. Todo lo que una persona puede
desear, lo puede conseguir. Inclusive usted. Si los otros pudieron, usted también
puede, porque las leyes del Universo, del cual usted forma parte, son justas,
correctas, no discriminatorias e infalibles.
Aquellas
personas que alcanzaron gran éxito en la vida, aquellas personas que realizaron
maravillas, aquellas personas que obtuvieron verdaderos milagros, si hubieran
usado la mente en forma errónea como usted la usó, no serían ahora más de lo
que es usted.
Si usted toma
un taxi y no le dice al chofer adonde desea ir, él no podrá llevarlo a lugar
alguno, ¿no es cierto?
Los otros
pudieron porque sabían lo que querían.
No importa si
usted es culto o no, si es pobre o no, si es inteligente o no, si usted tiene
dinero o no, si usted tiene saludo no.
Sea usted
quien fuere, esté donde estuviere, existe dentro de usted una bomba atómica de
fuerza irresistible. Cuando lo descubra conseguirá que su vida se modifique de
manera increíble.
Si la vida se
presenta a su pensamiento como algo agradable, llena de bellas sorpresas, usted
dirá que la vida es buena. Si usted piensa que la vida, para ser buena, debe
traerle cierto beneficio que usted no consiguió alcanzar, dirá que la vida es
una frustración. Si usted sólo vislumbra, en la vida, a los otros subiendo y a
usted descendiendo, afirmará que la vida es una injusticia cruel. Si usted
despierta siempre dispuesto, saludable, confiado en su buena estrella, dirá que
la vida es una irradiación de felicidad. Si usted vive un gran amor, dirá que
la vida es amor. Si consigue llegar a donde desea, para usted la vida es un
éxito permanente. La vida es una proyección de su mente. Más que eso: su vida
es el resultado de sus pensamientos.
Ralph Waldo
Emerson, pensador y escritor norteamericano, dijo que el hombre es aquello que
piensa el día entero.
Todo
pensamiento cargado de emoción, reforzado por el sentimiento, se transforma en
realidad física.
James Hallen
afirmó, con toda razón: “Todo cuanto el hombre consigue y todo cuanto deja de
conseguir es resultado directo de sus propios pensamientos".
Hay una ley
mental que es enunciada así: lo semejante atrae lo semejante, o, en otras
palabras, lo igual atrae lo igual. Esto quiere decir que el pensamiento atrae
la realidad de su contenido. A partir de esta verdad, usted se estará dando
cuenta de que los pensamientos de fracaso atraen el fracaso, pensamientos de
éxito atraen el éxito, pensamientos de amor atraen el amor, pensamientos de
celos atraen el contenido del celo, pensamientos de alegría atraen la alegría,
pensamientos de tristeza atraen la tristeza, y así sucesivamente. El
pensamiento es una realidad mental que atrae a la realidad física.
Sus
pensamientos, por tanto, hacen su vida. Su vida es la materialización, o la
expresión de sus pensamientos constantes. Y el futuro será la cosecha de los
pensamientos sembrados hoy en la mente. Usted, pues, está determinando ahora lo
que será más tarde. Todo efecto tiene su causa, como enseñaba el gran sabio
Jesucristo: "Todo árbol bueno da
buenos frutos, todo árbol malo da malos frutos". Es la Ley de la
naturaleza que coincide con la Ley de la mente: cada uno recoge lo que siembra.
No existe el
acaso, la mala suerte ni el azar; es la suma de sus pensamientos diarios la que
lo lleva a tales resultados.
El mejor
equipo nunca pierde el campeonato. Puede sufrir algún revés, que solamente
contribuirá a perfeccionar más aun la técnica, pero nadie le arrebatará de las
manos el ansiado resultado final.
Recuerde:
pensamientos de fracaso atraen el fracaso, pensamientos de miedo atraen el
resultado correspondiente, pensamientos de envidia perjudican al envidioso. Es
el poder de la mente que actuaba a la perfección. Los pensamientos positivos son
la avalancha de pensamientos negativos. El resultado no podría ser diferente.
Existe un
camino seguro por el cual usted puede llegar al paraíso perdido.
Existen en el
interior de la criatura humana riquezas inmensas, más grandiosas que todas las
riquezas del Universo. En el mundo insondable del subconsciente está la mina
inagotable que contiene la satisfacción de todo lo que el hombre sueña y desea
para sí.
El hombre es
el rey de la creación, por tanto, fue hecho para tener completo dominio sobre
la naturaleza, sobre los animales, sobre las aguas, sobre la Tierra, sobre las
plantas.
Mucho se ha
hablado, también, de que el hombre es imagen y semejanza de Dios y,
consecuentemente, en su espíritu -que es parte del Espíritu Infinito, del cual
procede- residen el poder infinito y la sabiduría infinita.
El Poder
Infinito, que existe dentro de usted, no se explica; se usa. Úselo en su
beneficio, en beneficio de los suyos y en beneficio de toda la humanidad. No
interesa saber qué es el Poder Infinito, sino como usted puede usarlo.
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