El sonido puede
ser un camino para entrar en otros mundos y realidades
La conciencia
puede expandirse por la música y ciertos sonidos.
La utilización
de los sonidos como medicina de apoyo sanadora no es de hoy ni de ayer. Tenemos
una buena cuenta de ellos desde los albores de la humanidad en la que se creía
que cada ser tenía su propio sonido secreto al cual debía responder, y a ello
se dedicaban médicos brujos y chamanes con cada uno de sus pacientes.
Aquel que
lograra hallar el tono secreto de su ser, tenía garantizada la longevidad y con
su utilización comenzaría la regeneración de la enfermedad. Esta teoría es
increíblemente moderna si nos atenemos a los últimos descubrimientos de la
física quántica aplicadas a medicina. En realidad ellos buscaban un sonido que
elevara la vibración del enfermo devolviéndole su frecuencia original. Ese es
el fundamento de la medicina Vibracional.
Todo en el
cuerpo humano y en la naturaleza funciona en base a una coherencia a un orden
armónico en donde cada cosa responde en función del flujo de vida recibido. Hay
un sentido vital, un acuerdo perfecto en el que el protagonista es el corazón
de nuestro Ser. Eso se traduce en verdad o mentira, es decir, se puede uno
mentir a sí mismo intelectualmente pero no puede mentir impunemente durante
mucho tiempo a sus células y cuando eso ocurre, nuestro Ser pierde la
dirección, las pautas ficticias asumen el control, el corazón entra en
disintonía con la vida real y el cuerpo enferma, porque el sentido profundo de
esta vida ha sido burlado, traicionado, desviado y distorsionado.
Se ha formado
una barrera demasiado grande entre el ser y la personalidad contenida en el
cuerpo físico; se ha perdido la comunicación y comienza la división
descontrolada de las células.
Nuestro
objetivo es la evolución la superación de niveles de consciencia y eso se hace
tangible cuando comprobamos el poder que se esconde en el interior de nuestro
ser, es decir, la fuerza que sacamos a relucir en situaciones críticas, pero
ese inmenso potencial cuando no está enfocado al servicio de la vida y de la
evolución, nos destruye.
Solamente
podremos dar lugar al verdadero proceso de curación a fin de restablecer la
coherencia interior, cuando permitamos la eliminación de estas mascaras
aprendidas en muchos casos desde la infancia, y dando paso a la verdadera
persona que hay en nosotros, reconociéndonos y aceptando con los aspectos
armónico y disarmónico como un todo.
El ser humano
es mutante por naturaleza, y nuestras células han demostrados lo largo de los
siglos una enorme capacidad de adaptación, al ambiente a los cambios
climáticos, al entrono, a la sociedad, y sobre todo, al ser humano mismo. Solo
necesitan que las dejemos actuar de acuerdo a sus leyes permitiéndoles crear y
co-crear con el Ser.
Lo único que
reclaman es que dejemos de imponerles las mismas viejas pautas conductuales y
programas hereditarios de miedo, de engaño y de duda. Lo demás será su
aportación a la vida.
La música es medicina de alta vibración
Es conocida la
función de la música desde hace años como herramienta de sanación, y de hecho
la tradición ya marcaba una influencia directa o indirecta de las vibraciones
acústicas sobre el organismo, pero no había prueba científica. Los curanderos
primitivos, los chamanes y los sanadores del mundo entero sanaban con sus
instrumentos y sus cánticos en una frecuencia que hacia revivir a las células
de su ostracismo.
Son conocidos
los cuencos cantores de los lamas tibetanos y los de cuarzo, como instrumental
de Musicoterapia, hasta el punto que en ciertas clínicas de estados Unidos
recomiendan el sonido de estos instrumentos para reequilibrar el sistema
inmunológico.
Los mantras
forman aun hoy día parte de las terapias en la medicina Tibetana. Y en la
actualidad se ha descubierto que los bebes cuyas madres escucharon música de
los compositores renacentistas como Vivaldi, Bach, Mozart, y Litz durante el
tiempo de la gestación, han obtenido mejores resultados escolares que aquellos
a los que no se les aplico la terapia.
La vocalización
con una cadencia armónica determinada produce una vibración en el cuerpo. Solo
hay que hacer la prueba. Repitamos sonidos como OM HA HUM de forma prolongada
en una nota musical determinada, apoyemos la palma de la mano en el estómago, y
sentiremos la vibración del sonido en nuestro cuerpo, como si tuviera una sutil
diapasón vibrante.
Estos datos no
son afirmaciones más o menos fantasiosas de los defensores de la nueva medicina
quántica, sino que la ciencia ha hecho su gran aportación tecnológica, mediante
la medición a través de ecografías y fonendoscopios en madres que escuchaban
distintos tipos de música. Los resultados de las mediciones detectaron que la
música clásica producía movimientos lentos del niño y ninguna alteración de sus
constantes cerebrales y circulatorias, mientras que la música rock provocaba
movimientos nerviosos y aumentos de su frecuencia cardíaca. Eso no significa
que la música rock sea perjudicial y la clásica beneficiosa, sino simplemente
que modifica el comportamiento por lo que si se aplica adecuadamente será un
instrumento sanador para recuperar la vibración perdida con la enfermedad.
El shamanismo y las ondas cerebrales
En la tradición
shamanística, el sonido se ve como un camino para entrar en otros mundos y
realidades. En el pasado, el acceso a esta otra realidad era un secreto
excepcionalmente guardado y sólo podía ser comprobado después de un largo
período de estudios, meditaciones y ceremonias especiales.
Pasado el
tiempo y bien metidos en este siglo, todas las enseñanzas e información sobre
los yoghis y shamanes y sus actuaciones en estos "estados de trance
consideraban generalmente "secretos", o incluso "milagros",
o también por otra parte, trucos inteligentes basados en habilidades de
sugestión y a veces de la superstición y credulidad de los espectadores, han
producido cambios en la sociedad hacia la búsqueda de un "propio
interior" o "propio sendero", desviando así atención enfocada en
la Iglesia Católica hacia otros campos más misterioso y lejanos. A esa
corriente se le llamo Nueva Era, pero en realidad no es nueva, sino la más
tradicional y ancestral de todas.
El maestro Sufi
Hazrat Inayat Khan, que era un famoso músico antes de dedicarse a su labor de
guía espiritual, dijo, entre otras cosas, que la música no sólo proporcionaba
fuerza a la personas sino que también las transportaban al éxtasis. Dijo que
los místicos, a través de los años siempre han amado la música por encima de
todo. Los Sufis siempre han considerado la música como fuente de inspiración
para sus meditaciones y creen que la meditación con música es más fructífera
que la meditación sin ella.
La medición de
las ondas del cerebro electromagnéticas ha demostrado que hay un número de
longitudes de onda claramente reconocibles, cada una conectada a un estado de
conciencia diferente. Sabemos que el estado normal del cerebro produce ondas
Beta. Las ondas Alfa están presentes en el cerebro en un estado de meditación y
de conciencia en calma. Las ondas Zeta se producen en un estado de "medio
sueño" y las ondas Delta se activan solamente mientras se duerme
profundamente.
También es
posible grabar las ondas que emiten los cuencos cantores. Se ha descubierto que
entre los modelos de onda de los distintos cuencos cantores hay un modelo de
onda que se puede medir que es equivalente al de las ondas alfa que produce el
cerebro. Estos cuencos en particular inspiran un sentimiento de profunda
relajación y de "apertura del espacio interior".
La información
del cerebro se transmite a través de las "neuronas", células
nerviosas con largas prolongaciones ramificadas que se conectan para transmitir
impulsos nerviosos. Esta transmisión utiliza las propiedades electromagnéticas
de las células para transmitir ondas de comunicación rápida. Cada uno de los
diez mil millones de neuronas de la mente humana tiene un potencial ilimitado.
Podría ser que la vibración de libre movimiento producida por los cuencos
cantores estimule las neuronas para realizar más conexiones. Si esto es así,
podría significar que la conciencia literalmente se desarrolla.
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