Ya en tiempos remotos los
aborígenes hacían uso de las propiedades del didgeridoo, como símbolo cultural
e identificativo de su procedencia, para ritualizar en distintos contextos las
bases de su existencia.
Se ha usado
ancestralmente como objeto ritual y de mimetización teatral con el entorno,
como acompañamiento de la voz y también como instrumento solista.
Dentro de los
clanes aborígenes, y todavía hoy en día, denota distinción en el rango o casta
de las capacidades del músico que lo toca. Generación tras generación es
transmitido un sistema propio de ser tocado por los clanes en cuya procedencia
tiene sus orígenes el didgeridoo, en el noreste de la Tierra de Arnhem
(Territorio del Norte, Australia). Éstos remiten físicamente el sonido, de
padres a hijos, de maestro a alumno, con tal de transmitir el conocimiento en
las complejas técnicas utilizadas para tocarlo.
Las
connotaciones arcaicas y el sonido característico del didgeridoo lo convierten
en un instrumento óptimo para la musicoterapia, tanto para el que toca (que
puede utilizarlo como instrumento para guiar sus meditaciones, al tener que
observar constantemente el sistema respiratorio), como para el que escucha.
La respiración
circular aporta notables beneficios. Según un reciente estudio científico, se
sabe que tocar regularmente el didgeridoo mejora el sueño, reduce los ronquidos
y disminuye la somnolencia diurna. Todo esto sin olvidar los beneficios que
aporta tomar conciencia de nuestra propia respiración.
Podemos inducir
a estados de relajación profunda, al mismo tiempo que guiamos el viaje y sus
dinámicas, a través del ritmo y la respiración. Aparte de las cualidades
terapéutico-psicológicas, también podemos utilizar el sonido para masajear el
cuerpo de un paciente a nivel físico y energético, desbloqueando tensiones
musculares, contribuyendo positivamente a la reparación de fracturas óseas y
aumentando el nivel de entropía en el cuerpo.
El didgeridoo
produce un tono fundamental bajo y una gran variedad de armónicos, en un sonido
a menudo muy similar al acorde de voz de los monjes tibetanos.
Es fácil de
tocar, no requiere experiencia musical y tampoco es necesario saber solfeo.
Su práctica
oxigena y se convierte en un momento meditativo que serena y despeja la mente.
Su sonido es hipnótico y puede ser muy relajante o muy rítmico.
En nuestra
sociedad, además de utilizarse como instrumento de música se usa para sanación
por musicoterapeutas.
El didgeridoo o
Yidaki, es un instrumento de viento (o aerófono) ancestral utilizado por los
aborígenes de Australia. Básicamente es un tubo de madera, el cual se hace
sonar al hacer vibrar los labios en el interior.
En sus
orígenes, el didgeridoo fue creado a partir de troncos muertos de árboles,
principalmente eucaliptos, con su interior roído por la acción de las termitas.
Al limpiar el
tronco en cuestión se obtiene un tubo largo que se hace sonar haciendo vibrar
los labios en uno de sus extremos. Esta vibración, al ser amplificada por las
paredes del tubo, genera su fantástico sonido.
Es posible
modular la vibración obtenida, moviendo los labios y la lengua, o sumando a la
vibración sonidos surgidos de la garganta.
Un didgeridoo,
usualmente, mide entre 60 y 120 mm de diámetro, y su largo puede variar desde
aproximadamente 500 mm hasta dos metros o más. El largo del instrumento
determina la gravedad de su sonido (mientras más largo más grave suena).
Una de sus
particularidades es que se puede tocar durante un tiempo ilimitado mediante una
técnica denominada respiración circular, que consiste en mantener continuamente
una cierta presión de aire en la boca, inhalando aire por las fosas nasales.
Utilizar el
didgeridoo como instrumento sanador además del canto armónico ayuda a
restablecer nuestra armonía física, emocional y mental por su gran riqueza en
armónicos y su poderosa capacidad de conectarnos a nuestra Madre Tierra. Lo más
importante es conectarse con una intención de sanación a través de la intuición
y estar siempre abierto.
Hola buen momento... como se baja o se descarga ésta música?
ResponderBorrarMil gracias Bendiciones..