El poder ayuda a que las
personas se sientan más felices y más libres para ser fieles a sí mismas. Pero,
¿qué es el poder realmente? Algunos entienden el poder como la dominación de
los demás mediante la amenaza o el miedo, y puede que lo consigan, pero por lo
general, estas personas no se sienten poderosas, sino todo lo contrario: se
sienten inferiores y débiles y necesitan rebajar a los demás como un modo de
ensalzarse a sí mismas.
Este no es el tipo de poder
que hace que una persona se sienta más feliz y más libre para ser quien es. De
hecho, no es poder, sino debilidad.
El poder es más bien un
sentimiento, es algo que procede de nuestro interior. Puedes ser un alto cargo
en una empresa importante, con muchas personas bajo tu mando, y ser considerado
por los demás alguien con poder. Pero si no te sientes poderoso, entonces
simplemente no lo eres.
Y es que hay dos tipos de
poder: el poder interior, al que también podríamos llamar "poder de
ser" y el "poder sobre", aquél que se ejerce sobre los demás
para empequeñecerlos y sentirse grande a su lado, que no procede de quién eres,
sino de lo que tienes, de algo externo, como el hecho de tener un puesto
importante en una empresa, o poseer una fortuna. Pero si a estas personas les
quitamos su importante puesto o su fortuna, ¿se seguirán sintiendo poderosas?
Si su poder está basado solo en eso y no procede de su interior, entonces la
respuesta a esta pregunta será un rotundo no.
Esto significa que el
verdadero poder está al alcance de todos, porque procede del tipo de persona
que eres, de lo que haces cada día con tu vida, por sencilla o sofisticada que
sea. La persona que siente este tipo de poder interior tiene una buena
autoestima, no necesita dominar a los demás para sentirse poderosa, es capaz de
ser fiel a sí misma, sin pretender ser lo que no es para impresionar a los
demás o para aparentar ser algo más de lo que es. Este tipo de persona se
conoce bien, se acepta como es, y trata de ser lo mejor que puede ser, pero
acepta sus debilidades, sus miedos y sus errores porque sabe que no es
perfecta. Se siente libre, persigue sus propias metas (no las de los demás) y
es fiel a sí misma.
Pero el poder interior no es
algo que se tiene o no se tiene. Es más bien un estado emocional que, como
cualquier otro estado emocional, puede variar de un día para otro o incluso en
el mismo día. Tal vez tienes que hacer algo que te da miedo, y en ese momento
no te sientes nada poderoso, sino más bien débil y pequeño. Pero entonces
recuerdas esos momentos en los que sentiste ese poder interior; tal vez un
momento en el que te enorgulleciste por un trabajo bien hecho, o cuando
ayudaste a alguien a resolver un problema difícil, o cuando alcanzaste una meta
importante tras una larga lucha y un gran esfuerzo. Al recordar esos momentos
de poder interior, te das cuenta de que el poder también forma parte de ti,
incluso aunque ahora te estés sintiendo alguien insignificante, atrapado por el
miedo. Porque te das cuenta de que no eres así siempre; de que sencillamente no
eres así. Esa debilidad o miedo no te definen. Es un estado momentáneo que, en
un momento determinado, es sustituido por un estado de poder interior, que
también puede ser pasajero, porque todo en la vida y en nosotros aparece y
desaparece, dando lugar a algo diferente, que, a su vez, acabará por
desvanecerse también.
Quizás los momentos de poder
interior sean escasos en tu vida; tal vez te dominen los momentos de debilidad,
miedo o incertidumbre.
Entonces buscas en tus recuerdos y encuentras un momento en que sentiste ese
poder interior, y luego buscas otro de esos momentos, y otro más, y aprendes de
ellos: recuerdas lo que hiciste, porqué te sentiste así, cómo lo lograste. Y
este será un aprendizaje muy importante, porque te permitirá generar más
momentos como esos. No tendrás que luchar para evitar los momentos de miedo y
debilidad, sino dejarlos estar mientras fomentas los estados de poder interior
y haces que sean cada vez más frecuentes en tu vida, hasta ser dominantes.
Entonces todo habrá dado un giro muy importante, pues los momentos en que te
sientas poderoso serán mayores que los momentos en que te sientas débil y, aun
siendo exactamente la misma persona, serás alguien totalmente diferente.
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