Tú manifiestas éxito o fracaso de
acuerdo al curso habitual de tus pensamientos. ¿Cuál es en ti la tendencia más
fuerte: los pensamientos de éxito o los de fracaso? Si tu mente se encuentra
por lo general en un estado negativo, un pensamiento positivo ocasional no será
suficiente para atraer el éxito. Pero si piensas en forma correcta, llegarás a
la meta aun cuando parezca que te envuelven las tinieblas.
Tú mismo eres el único
responsable de tu destino. Nadie más responderá por tus acciones cuando llegue
el momento del juicio final. Tu labor en el mundo -en la esfera en la cual te
ha colocado tu propio karma, es decir, el efecto de tus acciones pasadas- no
puede ser desarrollada sino por una sola persona: tú mismo. Y tu trabajo puede
ser llamado, en verdad, un "éxito”, únicamente en la medida en que haya
servido en alguna forma a tu prójimo.
No es aconsejable revisar
mentalmente un determinado problema en forma constante. Conviene dejarlo
descansar ocasionalmente, dándole así tiempo para que se aclare por sí mismo;
pero cuida de que tú no descanses en forma prolongada que llegues a olvidarte
completamente de discernir. Aprovecha, más bien, dichos períodos de reposo para
profundizar más en tu interior, sumergiéndote en la honda paz de tu íntimo ser.
Entonces, una vez que estés en armonía con tu propia alma, serás capaz de
analizar todas tus acciones; y si adviertes que tus pensamientos o tus obras se
han desviado de la meta, podrás corregir su dirección. Este poder de divina
"sintonización” (o armonización) puede desarrollarse a través de la
práctica y del esfuerzo.
Para triunfar en cualquier
empresa, además de mantener tus pensamientos en un nivel positivo, debes
emplear paralelamente el poder de la voluntad y una actividad continua. Todo el
mundo de las manifestaciones externas no es sino el producto de la voluntad; más
dicho poder no siempre es empleado en forma consciente. Así como existe una
voluntad consciente, existe también una voluntad mecánica. El motor de todos
tus poderes es la volición, la "fuerza de voluntad”. Sin ella no puedes
caminar, conversar, trabajar, pensar o sentir. La voluntad es, pues, la fuente
de donde brotan todas tus acciones. Si quisieras suspender el ejercicio de la
voluntad, sería preciso que permanecieses tanto física como mentalmente en la
inactividad más absoluta, ya que en el mero acto de mover una mano, por
ejemplo, estás haciendo uso de la voluntad. De hecho es imposible vivir sin
hacer uso de esta fuerza.
La voluntad mecánica consiste en
el empleo del poder la voluntad en forma inconsciente. La voluntad consciente
es una fuerza vital que se acompaña siempre de determinación y de esfuerzo; es
un motor que te entrenas en ejercer la voluntad en forma consciente, y no
mecánica, debes paralelamente asegurarte que los objetivos perseguidos por tal
voluntad sean constructivos y valiosos.
Con el objeto de desarrollar el
poder dinámico de la voluntad, es útil proponerse realizar alguna de las cosas
que te hayan parecido irrealizables hasta aquí, comenzando primero por las más
simples; luego, a medida que tu confianza se fortalece y tu voluntad se torna más
dinámica, puedes intentar realizaciones más difíciles. Una vez que estés seguro
de haber elegido bien tu meta, no debes aceptar por ningún motivo someterte al
fracaso. Ha de dedicarse toda la fuerza de la voluntad a la consecución de un
solo objetivo a la vez, sin dejar jamás algo a medio acabar para emprender algo
nuevo; se evita así la dispersión de energías.
La mente es la creadora de todo.
Es por ello que deberías dirigir tu mente en tal forma que solo cree el bien.
Si te aferras a un determinado pensamiento, aplicando en ello tu fuerza de
voluntad dinámica, dicho pensamiento llegará finalmente a manifestarse en forma
externa y tangible. Y es así que, cuando eres capaz de utilizar tu voluntad con
fines únicamente constructivos, te conviertes en el amo de tu propio destino.
Se han mencionado recientemente
tres importantes vías a través de las cuales es posible activar la voluntad,
tornándola verdaderamente dinámica: 1) elige una tarea sencilla o alguna
actividad que jamás hayas dominado bien, y proponte desarrollarla en forma
exitosa. 2) asegúrate de que tu elección haya recaído sobre algo factible y
constructivo a la vez, rechazando toda idea de fracaso. 3) concéntrate en un
solo objetivo, aplicando todas tus capacidades y aprovechando cuanta
oportunidad se te presente para materializar tu propósito.
Más debes siempre procurar
obtener la certeza interior -nacida de la serena profundidad de tu más íntimo
ser- de que lo que persigues es algo correcto, que te conviene conseguir, y que
está de acuerdo con los designios divinos. Una vez obtenida dicha seguridad,
puedes entonces aplicar toda la fuerza de tu voluntad para así alcanzar tu
objetivo, pero manteniendo siempre tus pensamientos concentrados en Dios: la
fuente suprema de todo poder y de toda realización.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario