sábado, 12 de septiembre de 2015

Las Energías Curativas De La Música


El Sonido y la Luz influyen toda área de la vida. Cómo respondamos a estas dos grandes fuerzas universales condicionará una gran parte de nuestra salud y felicidad. Es, entonces, esencial aprender a usar el sonido y la luz más sabiamente, de modo que sus energías puedan fluir de nosotros y en nuestro medio ambiente, colmando la vida con alegría, vitalidad y clara dirección.
 

¡Vivimos en la música! El Universo es una armonía tonal de muchos sonidos -muchas vidas interactuando y vibrando juntas mientras llenan el gran silencio.

Tu vida, o contribuye a esta armonía creadora o produce una disonancia. Tú haces música o ruido. La música es el polo positivo del sonido; sus ritmos y melodías hacen eco a las eternas armonías de los cielos. De este modo la música es un espejo de sagrada resonancia: abre transparencias en nosotros, ampliando nuestros horizontes y ayudándonos a sentir lo que es bello e inspirador. La gran música nos nutre, está siempre fortaleciéndonos, porque nos pone en armonía con las poderosas ondas de energía vital y con la insondable Fuente de todo Bien.

El ruido es lo opuesto de la música: es “sonido que enloqueció”, puesto que su insania es en verdad su inconexión, su fracaso para hallar algún acuerdo o armonía con el universo en que se está moviendo. La música noble disipa el caos dinámicamente, trayendo paz, belleza, síntesis y transformación; el ruido aumenta la separación, la fealdad y la distorsión.


Nos llegan historias sobre cuán sensitivos y hábiles eran los antiguos para usar la música como arte de curar. Para ellos la música era no sólo una forma de entretenimiento, sino también una fuente de salud, conteniendo acordes de ritmo y melodía que armonizan y reequilibran el organismo humano, eliminando sus impurezas. Sabemos por Manly Hall, prolífico escritor sobre tradiciones esotéricas, de un incidente en la antigua Grecia, cuando un hombre iracundo atacó a un enemigo, blandiendo su espada, listo para matar. De súbito, un “sabio pitagórico”, dándose cuenta de la situación, produjo un acorde en su lira. Instantáneamente cesó toda ira y odio en el supuesto atacante y se volvió manso como un cordero. 

2 comentarios:

  1. Nosotros los humanos somos música, nuestro cuerpo vibra pero tenemos que encontrar nuestro ritmo armónico, la música es de una ayuda insuperable, desde que somos feto vivimos en un mundo de sonidos y me imagino que el ritmo del corazón de la madre es música en los oídos del bebe. Gracias

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